REVUELTAS ÁRABES
El ejército y los partidos islámicos, claves en las revueltas populares
Por Sara Pérez Hernández
4 min
Sociedad20-02-2011
Las claves de las revueltas en el mundo árabe son el ejército y los partidos islamistas. Los ciudadanos necesitan que el ejército apoye sus revueltas para derrocar al poder y los partidos islámicos se ponen al frente para lograr más votos en un futuro. Pero, el cambio de poder encierra un riesgo ya que podrían gobernar en un futuro partidos islámicos radicales que se unirían en bloque contra Occidente.
Tras cambios democráticos importantes en la mayor parte de Europa, Iberoamérica, y partes de Asia y África durante largos periodos de tiempo, los países que ahora viven grandes movilizaciones y revueltas han estado bajo el control de dictadores y monarquías autoritarias. Pero los países árabes parecen cada vez más unidos para acabar con esto. Todas las movilizaciones se iniciaron y empezaron a cobrar más fuerza a partir de que Mohamed Buazizi, un joven vendedor ambulante, se inmolara en Sidi Buzid en Túnez y muriese el 4 de enero, lo que desencadenó protestas sin precedentes en el país tunecino. Zine Abidine Ben Alí abandona el poder y huyó a Arabia Saudí el 14 de enero, lo que trajo fuertes revueltas en Argel, pero sobre todo en Egipto. Mientras se seguían intensificando las movilizaciones en diversas zonas árabes como Argelia, Libia, Irán, Bagdad, entre otros, Hosni Mubarak abandonó el poder egipcio cediéndoselo al ejército el pasado 11 de febrero. Este último suceso ayudó a que los demás países árabes sigan luchando por la democracia y por acabar con tanta corrupción. Sin embargo, en estas revueltas hay dos puntos clave: el ejército y los partidos islámicos.Por un lado, el ejército debe apoyar al pueblo para acabar con el dictador, aunque el pueblo no quiera estar bajo el mandato de los que en un primer momento intentaron acabar con las revueltas de forma violenta es la única formar de lograr que el presidente salga del país. Y por otro lado, se encuentran los partidos islámicos que intentan conseguir el poder en un futuro y que se ponen del lado del pueblo. El problema está en la posibilidad que hay de quitar del poder a los dictadores y que lleguen a él partidos islámicos radicales que amenacen en bloque a Occidente. Estos partidos mantienen expectativas de atraer al mercado internacional y se han abocado a plantear sus demandas e imponer sus principios en los países no-musulmanes, incluyendo a Estados Unidos. Para ello utilizan diferentes estrategias como crear alianzas o uniones con Estados anti-occidentales y apoyar en el ámbito financiero. De hecho, diversas instituciones bancarias han jugado un importante papel en el desarrollo de los movimientos radicales. Otra de las estrategias sería la infiltración en las instituciones occidentales como el sector académico o incluso, incrementar los actos terroristas. Sin embargo, cabe también la posibilidad de que en estos países haya una democracia sólida con un partido moderado al frente que quiera sacar adelante el país. No obstante, Europa y Estados Unidos llevan años permitiendo las dictaduras, siempre marcadas por la corrupción, con el objetivo de que no aumente el fundamentalismo islámico.En Argelia por ejemplo, donde hay fuertes revueltas en oposición al régimen de Abdelaziz Bouteflika, que lleva en el poder desde 1999, el fundamentalismo islámico tiene más fuerza que en Túnez o Egipto y la capacidad suficiente para tomar las riendas del poder. Sin ir más lejos, ganaron las elecciones de 1991 aunque se les impidió asumirlo. EEUU y UE, en alerta por la oleada de revoluciones La contundente represión policial ejercida por los gobiernos de Bahrein, Argelia, Libia o Yemen contra las revueltas populares contra sus regímenes ha llevado a Estados Unidos, a la Unión Europea y al Gobierno británico a pedir "contención" a los dirigentes de estos países. El férreo control sobre la información en estos países dificulta conocer el número exacto de heridos e incluso de víctimas mortales. A última hora del viernes, el presidente Obama telefoneó al rey de Bahrein, Hamad bin Isa al Jalifa, para trasladarle la necesidad de ejercer la contención después de la violencia con la que las fuerzas del orden reprimieron las manifestaciones opositoras. Durante la conversación, Obama condenó la violencia -antes lo hizo públicamente refiriéndose también a Yemen y Libia- y señaló que la estabilidad de Bahrein depende del respeto que se demuestre por los derechos de la población. Desde la UE, la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común, Catherine Ashton, también condenó la violenta represión, pidió contención e instó al Gobierno a iniciar "sin demora" el diálogo con la oposición. Pero los ministros de Exteriores de la UE han decidido reunirse en Bruselas para debatir en profundidad las consecuencias de las revueltas en Túnez, Egipto y otros países del mundo árabe y estudiar cómo puede apoyar Europa los procesos democráticos. Lo importante de estos dos meses de revueltas es que no deja de esparcirse sobre el mundo árabe que protagoniza un cambio histórico, lo que seguirá teniendo al mundo entero pendiente para conocer cómo acabaran dichas revueltas.