Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

DESASTRE NATURAL EN BRASIL

El temporal de Río de Janeiro provoca más de 444 muertes

Por Marta J. FunesTiempo de lectura1 min
Sociedad13-01-2011

El número de víctimas continúa ascendiendo, y según los últimos datos, son ya más de 444 personas las que han perdido la vida tras las inundaciones y los corrimientos de tierra provocados por las lluvias en la región montañosa de Río de Janeiro.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se ha comprometido este jueves a llevar a cabo “acciones concretas”, no solo para rescatar a las víctimas, sino además ayudar en la reconstrucción de las ciudades que han sido devastadas por el temporal para "superar esta situación lo más rápidamente posible". Rousseff, tras sobrevolar el lugar, declaró en rueda de prensa que la situación de la zona es “muy dramática” y que el sufrimiento es “visible” en la población. "Tenemos que rescatar a la gente, reestructurar las condiciones de vida en las regiones afectadas, asegurar el acceso a medicamentos y a tratamiento de salud, atenuar el sufrimiento de la pérdida de viviendas y bienes", declaró la gobernante. El gobierno ha desbloqueado 780 millones de reais (350 millones de euros) para el desastre. Centenares de hogares quedaron enterrados tras los corrimientos de tierra que provocaron las lluvias de la noche del martes al miércoles. Las precipitaciones se han reanudado la mañana del jueves y aún se esperan que continúen durante los próximos días. La Defensa civil ha pedido a la población que evacue las zonas de riesgo. Las ciudades más afectadas y donde se han registrado la mayor parte de los fallecimientos, han sido Teresópolis, donde se aparecieron alrededor de 185 muertos, y Nueva Friburgo, donde este jueves se han confirmado ya 201 víctimas mortales. En el municipio de Sumidouro también se han dado casos, más concretamente se han rescatado 19 cuerpos, y en Petrópolis van ya 39 muertos. Esta catástrofe es la peor que se recuerda de las últimas décadas en Brasil, superando a la de Caraguatatuba, donde las lluvias se cobraron la vida de aproximadamente 300 personas.