TÚNEZ
Decenas de muertos por los disturbios, saqueos y revueltas
Por Amada Maxwell/LaSemana.es3 min
Internacional10-01-2011
Túnez vive los mayores disturbios de su historia desde que a mediados de diciembre un joven licenciado en paro, se quemara a lo bonzo en la ciudad de Sidi Bou Said. A pesar de que el ministerio de Interior cifraba en 14 el número de muertos, la oposición, los sindicatos y la Federación Internacional de Derechos Humanos hablan de más de 65. Además, durante el sábado murieron alrededor de 40 personas en el incendio de una cárcel de Túnez.
Los disturbios detonaron cuando Mohamed Bouazizi, un joven desempleado, se quemó a lo bonzo en la localidad de Sidi Bouzid para denunciar injusticias administrativas después de que la policía local le confiscara las frutas que vendía en la calle por no tener licencia para hacerlo. Bouazizi falleció el 4 de enero en un hospital al que fue trasladado tras el incidente. Desde entonces se han producido disturbios y manifestaciones de solidaridad en numerosas localidades de la región de Sidi Bouzid y otras del suroeste tunecino junto a la frontera argelina como Kaserine, Thala, Regueb y Gafsa. Al menos 60 personas han muerto como consecuencia de esta revuelta popular y alrededor de 40 personas han fallecido en el incendio de una prisión en la provincia de Monastir. Los presos prendieron fuego a las camas de sus celdas y mientras algunos reclusos consiguieron escapar, decenas de ellos quedaron atrapados y murieron o resultaron gravemente heridos. De hecho, varias de las víctimas salieron gravemente perjudicadas por la intervención de las fuerzas de seguridad que intentaba contener el motín. Sin embargo, no es el único caso, ya que durante el sábado también se registraron motines e intentos de incendio en las prisiones de las regiones de Gafsa, Kaserín, Bicerta y Mornaguía. Tras la protesta de Bouazizi, los disturbios comenzaron el 24 de diciembre cuando unos manifestantes atacaron un cuartel de la guardia nacional. Cuatro días después, el presidente en ese momento, Ben Alí, se desplaza al hospital para visitar a Bouazizi que muere a principios de enero. Ante la gravedad de la situación, el presidente cesa a tres gobernadores regionales y aplica una censura en los medios de comunicación e Internet. Durante la primera semana de enero, se quema a lo bonzo un joven de 17 años ante un instituto de la capital y los disturbios se extienden a las ciudades sureñas de Siliana, Tela, Redeyef, Um Laraies y Kebili. En ese momento, el Gobierno habla de menos de 15 muertos, pero la oposición los cifra en 35. Ben Ali, prometió el pasado lunes la creación de 300.000 nuevos puestos de trabajo hasta 2012 para intentar desactivar las protestas populares contra el paro y la exclusión social registradas en las últimas semanas. Ben Ali, clasificó los acontecimientos como "actos terroristas imperdonables llevados a cabo por bandas de jóvenes gamberros enmascarados" y anunció que "se multiplicarán las capacidades de creación de empleo y de generación de ingresos en todos los sectores" durante este año y el próximo y insistió en que "la ley será aplicada a quienes atenten contra los intereses del país". El presidente también afirmó, antes de renunciar, que reforzó que durante 10 años el Estado sufragará sus cuotas de la seguridad social y recalcó que una comisión nacional integrada por representantes de todas las tendencias políticas, universitarios, responsables regionales y de la sociedad civil se reunirá el próximo febrero para estudiar nuevas medidas. Un día después, el Gobierno decreta toque de queda en Beja, Gafsa, Kaserín y Telab y el miércoles el toque se extiende a toda la capital. Además, Ben Ali despide al ministro del Interior, promete liberar a los manifestantes detenidos y crear una comisión anti-corrupción. Asimismo, el presidente promete un "completo y profundo" cambio a escala política y económica y anuncia que no se presentará a las elecciones de 2014. Sin embargo, el presidente deja de gobernar mucho antes y el viernes pasado, tras decretar el estado de excepción en todo el país y prohibir las reuniones entre más de tres personas, abandona Túnez y el Primer Ministro, Mohamed Ghanuchi, asume la presidencia del país. Horas después el Consejo Constitucional nombra en su lugar a Fouad Mebazaa, hasta ahora presidente del Parlamento tunecino.