ANÁLISIS DE DEPORTES
La AFE, la Liga y el sentido común

Por Alejandro G. Nieto
3 min
Deportes26-12-2010
Aparcado el fútbol -al menos en España- por el parón navideño, la pelota sigue rodando de tejado en tejado en el eterno conflicto entre al Asociación de Futbolistas Españoles y la Liga. Se mascaba desde hace días la posibilidad de que los jugadores se negaran a disputar la primera jornada del año 2011, y cada vez parece que esa realidad es más tangible. De hecho, el asunto ya está en los tribunales y con vistas de resolverse desfavorablemente para Liga y televisiones. Sucede que en el fútbol español, en el que al sumar los sueldos de las plantillas de Barcelona y Real Madrid se supera tranquilamente el PIB de más de un país del Caribe, hay también quienes pasan necesidades. Con la crisis, los impagos se están volviendo cada vez más frecuentes. El Mallorca ya quedó fuera de competiciones europeas por culpa de su deuda, y en el Betis y el Recreativo la situación afecta especialmente a las plantillas, a las que se deben más de nueve millones de euros. Es lógico que, viendo que nadie toma cartas en el asunto, los sindicatos cojan, como les corresponde, el toro por los cuernos y ejerzan presión con las armas que poseen. Su última medida ha sido acudir a los tribunales para que se aplacen todos los partidos del domingo 2 de enero al día 3, lo que supondría todo un varapalo tanto para la Liga como para las televisiones, que verán reducidos sus ingresos al no poder retransmitir todos los encuentros que tenían previstos. La AFE se ha aprovechado de que el domingo 2 estaba recogido como festivo en el convenio colectivo. Aunque el motivo real -a saber cuántas veces se habrá jugado en un teórico día de asueto- es el no haber llegado a un acuerdo para que se avalen los millones que Betis y Recreativo adeudan a sus jugadores. El sindicato se queja además de que no se ha cumplido, de momento, el decreto que obligaba a destinar dinero de la Quiniela a programas para futbolistas. Vamos, que motivos para levantar la voz no les sobran. En cualquier caso, aunque tienen todas las razones para revelarse, no deja de sorprender -igual que cuando van a la huelga los pilotos- que señores que tienen la cuenta bancaria hasta arriba de millones monten tal varullo. Es más comprensible en el caso de quienes cobran menos, como los jugadores de Segunda, que aún así, siendo profesionales, seguro que no van a pasar hambre. Pero lo que no tiene ni pies ni cabeza es que una estrellita de la talla de Drenthe se niegue a acudir a entrenar porque se le adeudan unas nóminas de su desorbitado sueldo. Debería caérsele la cara de vergüenza al contarle eso a los periodistas, alguno de los cuales probablemente lleve más tiempo sin cobrar y aún así da el callo más horas de las que debería. Es necesario algo más de sentido común que el que tiene el holandés para solucionar el conflicto. De momento, la siguiente palabra la han de pronunciar los jueces.