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CUBA

La represión cubana intenta boicotear el entierro de Zapata

Por Javier M. FandiñoTiempo de lectura2 min
Internacional28-02-2010

Cuba agoniza por una libertad que jamás ha conocido. La Comunidad Internacional responsabiliza al régimen castrista por la muerte de Orlando Zapata. Razón no le falta. La misma isla vuelve a protagonizar hechos que jamás debían haber ocurrido. El final es tan desagradable como siempre.

El régimen de Cuba se agota, la represión desquicia y llega a intentar reprimir las muestras de cariño a la familia del disidente político fallecido. Pero esta vez será diferente, Zapata lanza un nuevo “Grito de Baire” pidiendo la libertad. Un grito de agonía, de esperanza y de basta ya. A pesar de los intentos de la Policía cubana de cortar las carreteras, adelantar el sepelio de la hora prevista e impedir que el féretro fuese llevado caminando al cementerio, cerca de un centenar de personas arroparon a la familia de Reina Tamayo en el entierro de su hijo. Custodiados por más de 40 unidades policiales isleñas, el cortejo funerario aprovechó la ocasión para pedir la libertad de Cuba y rechazar la política de la familia Castro. La asociación ilegal cubana de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) ha denunciado los intentos de boicot por parte del Gobierno y ha señalado que cerca de 30 militares opositores a la familia Castro fueron retenidos en sus casas para evitar que acudieran al funeral. La madre del fallecido, Reina Tamayo, culpa directamente al régimen de Raúl Castro de la muerte de su hijo y asegura que “ha sido torturado todo el tiempo que estuvo allí”. Por su parte, Raúl Castro ha declarado en un acto junto al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que en Cuba “no existen torturados”, a excepción de la bahía de Guantánamo. El mandatario cubano ha agregado que “lamenta” la muerte de Zapata y ha eludido sus responsabilidades asegurando que el fatal desenlace es causa de las relaciones con Estados Unidos. La Iglesia Católica cubana también ha mostrado su rechazo y ha pedido mediante un memorando del Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) que a partir de ahora se tomen las medidas adecuadas para que una tragedia de este tipo no vuelva a ocurrir. Lula es la clave El presidente brasileño se encuentra en una posición complicada. Si bien el opositor cubano Oswaldo Payá le ha acusado en el diario carioca O globo de ser cómplice de violar los derechos humanos en Cuba, Lula da Silva ha asegurado que siente “profundamente” la muerte de un preso político por huelga de hambre. Lula parece ser la única persona capaz de mostrar la realidad social cubana a los ojos de Castro. Antes de que se produjera la reunión entre los máximos mandatarios de Cuba y Brasil, medio centenar de presos políticos pidieron al político brasileño que intercediese por su libertad ante Raúl Castro. Los 50 encarcelados, condenados por el régimen cubano en 2003 por ser “mercenarios” al servicio de EE.UU., ven en el dirigente brasileño la llave a su libertad, a la reconciliación nacional y a la reforma cubana. No obstante, hay grupos más radicales dispuestos a luchar por una causa necesaria. Cinco disidentes cubanos, cuatro de ellos presos, han iniciado una huelga de hambre para pedir la liberación de los presos políticos cubanos y rechazar la muerte de Orlando Zapata.