Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

PRIMAS A EMPRESARIOS

Los bonus a directivos equivalen al sueldo medio de dos vidas

Fotografía FOTO: www.grupobbva.com

FOTO: www.grupobbva.com

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura2 min
Economía01-10-2009

Dicen que, en tiempos de crisis, es cuando realmente se hace visible el abismo que separa a las clases pudientes del resto de los mortales. Y, al menos esta semana, lo cierto es que ese sencillo silogismo se ha hecho más que patente en España. Las cifras astronómicas que se vienen manejando por la jubilación del hasta ahora número dos del BBVA, José Ignacio Goirigoizarri, han vuelto a poner sobre la mesa tras la quiebra de Lehman Brothers si los grandes bonus a directivos son éticos.

Tres millones de euros. O lo que es lo mismo, una nómina de seis ceros, una cadena de dígitos que pocos españoles están acostumbrados a ver desde la llegada del euro. Esa es la cifra que Goirigolzarri percibirá anualmente en virtud de su jubilación, la cual le ha llegado, por cierto, a los 55 años. Mientras la clase política del Viejo Continente coquetea con la idea de retrasar la edad de jubilación para sostener el Estado del Bienestar, el ya exconsejero delegado del BBVA cobrará al año una cantidad que sólo sería alcanzable para un español de a pie trabajando durante 150 años. Si se prefiere, casi dos vidas (el salario medio español se sitúa en 20.390 euros). Es cierto que los defensores del sistema apelan a la libertad de la empresa privada para pactar por contrato las cifras que estime convenientes, y que sólo a ella corresponde el revisar a la baja si así lo quiere los términos de esos contratos. Pero no es menos cierto que en tiempos de crisis, cuando posiblemente la empresa no pueda asumir un gasto tan elevado, que las primas a directivos sean cantidades rígidas sonroja a cualquiera. Más aún tratándose de un banco, cuya liquidez no sólo afecta a la marcha de la propia compañía o al aumento o disminución de los despidos, sino a la vida de todos los ciudadanos. Son ellos los que verán cómo se les cierran las puertas cuando, tras años de ahorro, nadie les conceda una hipoteca, un seguro, o un préstamo para salvar su negocio. En España, a día de hoy, 36.000 personas han solicitado la ayuda de los 420 euros porque la subvención de desempleo se les ha agotado. Ellos, que cobran al mes casi lo mismo que lo que lo hará Goirigolzarri cada hora que pase durante su jubilación, son los que más verán el contraste entre estas dos Españas. No obstante, lo más triste del caso, no sean las propias diferencias, sino el contraste entre dos sentimientos cotidianos del españolito de a pie. El primero, el de la indignación al ver en los informativos la cuantía de la jubilación de Goirigolzarri. Y, el segundo, el próximo domingo cuando el frenesí invada su cuerpo de pies a cabeza cuando escuche por la radio el gol del Ronaldo, Messi o Villa de turno. Al fin y al cabo, Goirigolzarri pagará más impuestos por su galáctica jubilación que muchos de los también galácticos jugadores de la Liga española, cuya condición de deportistas les otorga unos beneficios fiscales sin parangón en Europa.