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SIN CONCESIONES

Igualdad frente a prostitución

Fotografía
Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión21-09-2009

Abro el periódico y me encuentro una noticia de prostitución. Enciendo la televisión y veo una infomación sobre la prostitución. Cambio de canal y aparece... ¡un reportaje de prostitución! La prostitución parece haberse convertido de repente en el principal problema social de España. Es lógico. Si los parados se conforman con 420 euros en plena crisis económica y los sindicatos se callan para no enfadar al Gobierno de Zapatero, cualquier queja ciudadana puede elevarse a cuestión de Estado. El problema de la prostitución existe desde hace miles de años. Siempre ha estado presente en las calles. Pocos han hecho para erradicarla y muchos menos aún han buscado soluciones para las mujeres que venden su cuerpo por dinero. Todas lo hacen para subsistir. Unas escogen este oficio por placer pero la gran mayoría se ven forzadas, incluso extorsionadas, a acostarse con hombres desconocidos. Quienes tanto hablan ahora de prostitución seguramente pretenden tapar con esta polémica otras mayores como la reforma de la ley del aborto, la sentencia del Estatuto de Cataluña, los problemas políticos del Gobierno o las consecuencias de la crisis económica. Sin embargo, es precisamente la actual situación financiera la que ha empujado a muchas más mujeres a prostituirse para poder comer. Así que, si se trata de culpar a alguien del aumento de la prostitución, ya sabemos hacia donde mirar. Si se trata de acabar definitivamente con ella, el Ejecutivo podría prohibirla en 48 horas de la misma forma que es capaz de aprobar una compleja normativa sobre la TDT a través de un simple decreto ley. Si se trata de ayudar a las mujeres, bastaría con otra medida estrella -al estilo del cheque bebé o los 420 euros- para que las prostitutas cambien de profesión. Pero si se trata de emprender un proceso de regulación a lo holandés, tendrían que decirlo ya. No creo que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, sea partidaria de autorizar que una mujer se humille ante un hombre entregándole su cuerpo a cambio de dinero. ¿O sí? Es posible que tanto ella como la supuestas feministas que gritan soflamas del estilo Nosotras parimos, nosotras decidimos digan ahora que cada mujer debe tener libertad para hacer con su cuerpo lo que le plazca. Olé el progresismo del siglo XXI y la igualdad entre sexos. Nunca he entendido la pasión que se tiene por los escaparates rojos de Amsterdam. El nuevo milenio ha expandido la falsa idea de que la máxima libertad es para el hombre proporcional a la máxima realización personal y a la máxima felicidad. Nada más lejos de la realidad. Libertad no es lo mismo que libertinaje. Cuando algo es malo, no hay razón para permitir que la sociedad se empecine en el error. Un ejemplo: hace décadas que todo el planeta sabe del daño a la salud que causa el tabaco y sólo desde hace pocos años ha comenzado a prohibirse su consumo porque, durante mucho tiempo, pesaron más los criterios económicos que los humanos. La prostitución es un drama al que habría que poner fin. Desde el punto de vista legal y económico, el Gobierno puede caer en la tentación de regularizarla. Pero debería imperar la defensa de la igualdad, la dignidad de las mujeres y la ética, eso de lo que tanto presume Zapatero.