MUESTRA
España deja su huella de arte en Edimburgo
Por LaSemana.es
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Cultura02-09-2009
La obra de El Greco La dama del armiño (1577-80), junto al Autorretrato del pintor Francisco de Goya (1797) y el cuadro de una mujer llorando, de Picasso, han sido las tres imágenes elegidas como elemento publicitario de El Descubrimiento de España, la gran exposición del verano en Edimburgo que puede verse hasta el 12 de octubre, en el complejo neoclásico de las Galerías Nacionales de Escocia.
Esta muestra ocupa el mejor panorama de toda la ciudad europea. donde se levanta un hermoso castillo que enamora a todo visitante de esta ciudad escocesa, donde luce orgullosa España. Todos los visitantes de esta ciudad tienen la oportunidad de conocer el país ibérico en la misma Escocia. Las salas de la Galería Nacional de esta ciudad están todos los días llenas de un público interesado por el arte, que se detiene ante los cuadros y lee las detalladas explicaciones que los acompañan. Entre las grandes obras maestras, se encuentra la Mujer friendo huevos, de Velázquez, la Dama del Armiño (la citada doña Jerónima de la Cuesta) o Cristo en el Jardín de Getsemaní, de El Greco. Y está naturalmente Murillo, el primer pintor español que, con sus imágenes nada idealizadas de gente -sobre todo muchachos- del pueblo, llamó la atención de los ricos coleccionistas de este país. Las obras proceden todas ellas de colecciones británicas y son testimonio del interés que despertó en el Reino Unido el arte español sobre todo después de la participación de las tropas mandadas por Wellington en la guerra española de la Independencia. Tras leer a Richard Ford, viajero por España, muchos artistas británicos como David Wilkie, David Roberts o John Phillip viajaron a la Península y pintaron escenas en las que no faltan bandoleros, gitanas, toreros y frailes; la España de Mérimée. Algunos, como David Roberts o Frederic Leighton, se interesaron por la arquitectura, sobre todo el legado árabe, y hubo quienes visitaron una y otra vez el Museo del Prado y copiaron pacientemente las obras maestras de Velázquez como las Meninas o la Rendición de Breda. Al igual que antes Murillo, Velázquez iba a influir profundamente en nuevas generaciones de pintores, como Everett Millais, Whistler o el norteamericano Singer Sergeant. Ese interés de los artistas de estas islas por España iba a persistir hasta el siglo XX, como atestigua la obra de David Bomberg, un pintor de espesa pincelada que rechaza la visión romántica de sus predecesores en obras de gran impacto visual como sus vistas de Toledo o de Ronda, influidas por El Greco.