EE.UU.
Washington apoya el ingreso en la OTAN de Ucrania y Georgia
Por Miguel Martorell3 min
Internacional24-07-2009
El vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, viajó la semana pasada a dos antiguas repúblicas soviéticas, Ucrania y Georgia, para refrendar el apoyo de Washington a éstas. Lo que en principio puede parecer un apoyo diplomático lógico, como es el ingreso de ambas en la OTAN, es una espina clavada en el costado de la omnipresente Rusia.
En su visita a Ucrania y Georgia, Biden ha dejado claro que EE.UU. apoyará el ingreso de ambos países en la OTAN. “El presidente de Estados Unidos, Barack Obama y yo hemos declarado claramente que si ustedes quieren ser parte de la integración euroatlántica nosotros apoyaremos esa decisión”, dijo el vicepresidente en Kiev. Allí se reunió con el presidente ucraniano, Víctor Yushenko, quien resaltó la importancia de la declaración de Biden para el país. Pero más importante aún es que el relanzamiento de las relaciones con Rusia que pretende EE.UU. no se haga perjudicando a Ucrania, que trata de zafarse de la histórica influencia rusa. “Para nosotros es sumamente importante que estas relaciones se desarrollen en un clima constructivo. Espero que eso no ocurra a costa del factor ucraniano o de la formación de zonas de intereses especiales de alguien”, señaló Yushenko, quien es consciente de la importancia de la mano tendida de EE.UU. para asirse y salir del círculo de influencia de Rusia. En Georgia, el discurso de Biden no varió mucho. Sin embargo, el vicepresidente estadounidense no perdió la oportunidad de reclamar “una Georgia libre, segura, democrática y unida”, para lo que, subrayó, “hace falta hacer más”. Una declaración que supone un claro cogotazo al actual presidente georgiano, Mijail Saakashvili. Saakashvili ha sido muy criticado por la oposición georgiana, con quien se reunió Biden, especialmente por su gestión de la guerra con Rusia por la región separatista de Osetia del Sur y por su deriva autoritaria tras la Revolución Rosa que le alzó en el poder en 2003. Pese a las críticas a Georgia, la visita de Biden a Ucrania y Georgia tenía un fin muy claro: expresar el apoyo de EE.UU. a estas dos antiguas repúblicas soviéticas en su intento de deshacerse de la influencia rusa. Y además, en un momento en el que las relaciones de ambas con Moscú no pasa por su mejor momento. Kiev mantiene constantes diferencias con Rusia, lo que se ha podido comprobar en las crisis del gas que periódicamente ponen en alerta a la Unión Europea. Tiflis, por su parte, no ha olvidado la guerra relámpago que en agosto de 2008 mantuvo con Osetia del Sur -apoyada por Rusia- para el control de una zona separatista leal a Moscú. Si ambos países llegaran a entrar en la OTAN, como apoya Estados Unidos, sería un paso más en esa ruptura con el eje soviético que buscan Georgia y Ucrania y una alianza con una asociación estratégica y militar que Moscú no ve con buenos ojos y a la que nunca ha tenido especial simpatía. De hecho, Moscú no ha tardado en calificar los viajes de Biden por Ucrania y Georgia como poco “casuales”. En el caso de Tiflis, Rusia no ha tenido reparos en advertir de que tomará “medidas concretas” contra cualquier intento de rearme de la ex república soviética, después de que Biden afirmara que EE.UU. ayudará a Georgia a “preparar y organizar” a su Ejército. Para Moscú, EE.UU. no está más que disfrazando su cooperación militar con Georgia como “ayuda humanitaria para superar las consecuencias del conflicto” de agosto del año pasado, al tiempo que ha vuelto a criticar las maniobras militares estadounidenses en un país que poco a poco se escapa de su ámbito de influencia.