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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Hondura en Honduras

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional03-07-2009

Este juego de palabras puede servir para expresar lo que está viviendo Honduras, una gran hondura política que amenaza con desestabilizar el país y la región. Lo ocurrido en el país centroamericano demuestra el miedo que tienen algunos sectores a que se extiendan ejemplos como el de Hugo Chávez en Venezuela o el de Evo Morales en Bolivia. El derrocado presidente hondureño, Manuel Zelaya, dijo que quería iniciar una reforma constitucional y muchos pensaron que lo que realmente quería era perpetuarse en el poder. Zelaya terminaba su mandato el próximo año y convocó un referéndum para iniciar el proceso de cambios en la constitución. La llamada a las urnas, sin embargo, se vio eclipsada por la captura de Zelaya y su expulsión a Costa Rica. Este hecho suponía la culminación a tres días de incertidumbre en los que uno de los máximos dirigentes del Ejército de Honduras fue destituido por el presidente y horas más tarde volvió a recuperar su puesto. Aun así, se mascaba la tensión. Los planes de Zelaya se encontraron con la oposición de las principales instituciones del país. Sin embargo, lo sucedido en Honduras no está justificado políticamente. Dar un golpe de Estado para que el presidente democráticamente elegido no inicie un procedimiento de modificación de la carta magna no es la mejor manera de impedirlo. Aplicar el toque de queda, tampoco. Por mucho que el nuevo presidente Roberto Micheletti intente justificar lo que ha pasado, ha existido un golpe a la democracia. La Organización de Estados Americanos, entre otros actores mundiales, han condenado los hechos y pedido la restitución de Zelaya. Sin embargo, el tiempo corre en contra del depuesto mandatario. Si las protestas se calman y el nuevo Ejecutivo se afianza y trabaja bien, lo más probable es que las críticas de la Comunidad Internacional se vayan diluyendo y el Gabinete de Micheletti sea considerado como un interlocutor político.