ESTADO DE LA NACIÓN
El Congreso pasa del ‘todos contra el PP’ a aislar a los socialistas
Por Esteban del Pozo
3 min
España13-05-2009
Del cordón sanitario al PP se ha pasado a todos contra el PSOE. Si anteriormente eran los populares los que eran aislados por el resto de los grupos, el último Debate sobre el Estado de la Nación escenificó el cambio de escenario. Ahora es son los socialistas los que se ven sin apoyos ante la defensa de sus políticas, sobre todo del ámbito económico.
A lo largo del debate se pudo comprobar un sentimiento común en todos los partidos de la oposición, el rechazo unánime a las políticas del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Varios y diferentes han sido los caminos que le han conducido a la situación actual al Ejecutivo. Desde la repetición del Gobierno en Cataluña con ERC, el pacto con el PP en el País Vasco que desalojó al PNV del poder y las medidas económicas que no han paliado la crisis financiera que está viviendo España son las principales causas. El presidente no convence. Por la izquierda le reclaman mayor inversión en gastos sociales y el PP le pide que escuche alguna de las propuestas que ha presentado en el Parlamento. Lo cierto es que las relaciones entre el PSOE y el resto de grupos minoritarios se han ido deteriorando. El primer roce, y ya hace de esto varios años, fue el pacto de Montilla con ERC para asegurarse la presidencia de la Generalitat. Después de toda la polémica sobre el estatuto de Cataluña aprobado por el Parlament, en el que se decía que Cataluña era una nación, Artur Mas, líder de CiU, se reunión con Zapatero en la Moncloa para negociar los recortes al nuevo texto. Estos se produjeron gracias a la promesa del presidente de permitir gobernar a CIU si estos ganaban las elecciones autonómicas a cambio de apoyar al PSOE en el Congreso de los Diputados. Pero la independencia de los socialistas catalanes impidió este trato. Montilla quería alzarse con el poder y decidió hacer oídos sordos a las peticiones de Ferraz y mantenerse en el poder reeditando el tripartito con ERC e IU. Algo parecido pasó en Navarra y en el País Vasco. En las últimas elecciones autonómicas de la comunidad foral, UPN, la marca del PP en Navarra no consiguió la mayoría absoluta y el apoyo de los independentistas de Nafarroa Bai a los socialistas hacía posible el cambio de Gobierno en aquella región. La cercanía de la negociación con ETA y la sombra de pactos con la banda provocaron, a pesar del intento del socialismo navarro, que el PSN se abstuviera en la investidura y favoreciese el Gobierno en solitario de UPN. Esta decisión conllevó el enfado generalizado del nacionalismo navarro y vasco. El País Vasco fue el último foco de conflicto entre el PSOE y los nacionalistas. Durante el primer año de la segunda investidura de Zapatero, el PNV había sido su socio más fiel. Su apoyo era suficiente para sacar adelante todas las leyes en el Congreso. Sin embargo, las últimas elecciones autonómicas dieron al traste con este favoritismo. Ibarretxe no consiguió la mayoría absoluta y la unión entre el PSE y el PP hacían al socialista Patxi López lehendakari del Gobierno vasco. Esto consiguió que el PNV sintiera que el PSOE le había clavado la peor de la puñaladas y que la venganza se serviría en el plato frío del Congreso. La oposición del PP no es nueva y ya viene de la legislatura pasada. Los Populares se quejan de que los socialistas no escuchan sus propuestas y no se dejan ayudar. En la anterior legislatura fue la política antiterrorista el caballo de batalla entre el PP y el PSOE y ahora son las medidas económicas y el avance del paro la excusa para las críticas entre los dos grandes partidos.