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CAMBIO EN EL PAÍS VASCO

López afrontará ocho grandes desafíos para ser el ‘lehendakari’ del cambio

Fotografía
Por Esteban del PozoTiempo de lectura2 min
España05-05-2009

Ahora toca gobernar. Después de 30 años de gobiernos nacionalistas en el País Vasco llega el aire nuevo del constitucionalismo. Pero la duda ante este paso histórico no es otra que si ese aire será realmente un vendaval que logre dar la vuelta a muchas de las situaciones que se viven en esa región, o los cimientos nacionalistas plantados durante tantos años son tan fuertes que lograrán convertir el cambio iniciado en una pequeña brisa.

La primera y gran dificultad a la que se enfrenta el nuevo Gobierno presidido por Patxi López y apoyado por el PP y UPyD es la frontal y dura oposición del nacionalismo en su conjunto. El lehendakari saliente, Juan José Ibarretxe, que deَjará la política para “iniciar una nueva etapa en su vida”, deslegitimó َ lo que considera un “matrimonio”, el formado por el PSE y PP, que da la “espalda a la mayoría de la sociedad”. Asimismo, vaticino las “trifulcas” que llegarán tras la “noche de bodas”. “Y las tendremos que pagar los demás”, apostilló. La primera consecuencia es la huelga general convocada por los sindicatos cercanos al mundo de la izquierda abertzale y apoyada por el PNV. Este es el comité de bienvenida que le espera al nuevo lehendakari. Sin haber tomado medida alguna de Gobierno el recibimiento será muy duro, de igual manera que parece será la oposición a cualquier decisión que tome el nuevo Ejecutivo socialista. El seguimiento o no de este paro será clave para el camino que tome la política vasca. No sólo el apoyo de la sociedad al nuevo gabinete está en juego, también el amparo institucional se puede ver favorecido o dañado. Treinta años de gobiernos nacionalistas son muchos y las estructuras de instituciones como la Ertzaintza, la televisión pública, la Administración central o la Universidad llevan durante casi tres décadas en manos del nacionalismo. Esta realidad puede suponer a la larga un complicado escollo para los socialistas, que deberán trabajar en una profunda renovación de las instituciones. No obstante, en el orden de prioridades de Patxi López, el principal objetivo es el final de ETA. Para la derrota de la banda el socialista apostará por la Ley y la persecución policial y judicial. A pesar de que en recientes declaraciones López afirmase que para “llegar a la paz hay que arriesgar” todo hace indicar que el diálogo con terroristas está abandonado y enterrado. No puede ser de otra manera si quiere mantener el apoyo del PP con cuyos votos gobierna. La defensa del bilingüismo en las escuelas y la regulación de la televisión pública vasca, anteriormente canal de mensajes soberanistas del Ejecutivo, serán una de las claves. La lucha contra la crisis económica será el otro pilar por el que luche el nuevo lehendakari. El anterior Gobierno hizo una política de contención en el gasto. Esto le permitirá manejar con más soltura las cuentas públicas. Aprovechará su estructura saneada para colocar en el mercado una emisión de bonos de 3.000 millones. Además, López aseguró que negociará la transferencia de las políticas activas de empleo, la creación de un fondo de ayuda a la creación de puestos de trabajo e incentivos a la formación, así como el apoyo a los sectores de la construcción y automoción, este último con un importante peso en el PIB vasco.