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LIBERTAD DURADERA

La Conferencia de Tokio consigue 3.800 millones de dólares para Afganistán

Por Vicente García GandíaTiempo de lectura2 min
Internacional24-01-2002

La Conferencia de Tokio logró que los más de 60 países y 20 organizaciones internacionales que participaron en ella donasen alrededor de 3.800 millones de dólares (4.265 millones de euros) durante los próximos cinco años para la reconstrucción de Afganistán.

Las previsiones del Banco Mundial y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para ese mismo periodo se habían cifrado, sin embargo, en unos 10.000 millones, y cerca de 15.000 en la primera década. El Gobierno interino afgano había cifrado sus necesidades entre 1.800 y 2.000 millones de dólares para el primer año. En cualquier caso, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, señaló que la reconstrucción se debe llevar a cabo junto con el pueblo afgano e insistió en la necesidad de que las donaciones no conlleven ningún recorte en las partidas humanitarias destinadas a otros países. Sadako Ogata, enviada especial del Gobierno japonés para Asuntos Afganos y copresidenta de la Conferencia, destacó la necesidad de que el compromiso de los distintos países para la reconstrucción de una nación devastada por mas de dos décadas de guerras sea "continuado". Miquel Nadal, Secretario de Estado de Asuntos Exteriores de España, anunció al final de la Conferencia que la contribución europea será de 550 millones de euros para el primer año. Declaró, además, que "España aportará 110 millones de euros a los esfuerzos internacionales para la reconstrucción de Afganistán durante un máximo de cinco años". De esta manera, España se convierte en el cuarto mayor donante de la UE tanto en ayuda económica como de personal. Japón cifró su aportación en unos 1.000 millones de dólares en los dos primeros años y dejó sin concretar el resto. EE.UU. se comprometió a una ayuda menor por la gran contribución hecha ya al liberar al país del régimen talibán. Pero no todo fueron ofertas. Los organizadores de la Conferencia, celebrada en la capital japonesa el pasado 21 y 22 de enero, impusieron una serie de condiciones al Gobierno de Hamid Karzai: la obligación de acabar con el cultivo y el comercio de drogas en el país afgano, la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres y la lucha contra la corrupción administrativa.