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CAMILO JOSÉ CELA

Un escritor prolífico recompensado con los mejores galardones

Por José Luis CarrerasTiempo de lectura2 min
Cultura17-01-2002

Cela asomó la cabeza al mundo de las letras muy joven, en su primera publicación ya hace gala del lirismo que caracterizará la mayor parte de su obra, Pisando la dudosa luz del día es un poemario que escribió para una revista con tan sólo 19 años.

Muy poco tiempo después, en 1942, creó su primera novela, según la mayoría de los críticos, su mejor obra, La Familia de Pascual Duarte. Se trata de uno de los títulos más vendidos, censurados y traducidos del pasado siglo. En ella, Cela acude a la raíz primaria del ser humano, la obra se sitúa en el realismo más crudo y sin concesiones que dio lugar a una corriente en la época, llamada tremendismo. De esta misma época y estilo escribió El bonito crimen del carabinero y otras invenciones en 1947, y El gallego y su cuadrilla y otros apuntes carpetovetónicos de 1951. La vida de Cela ha estado muy unida siempre a su obra, circunstancia que se aprecia muy bien en sus libros de viajes -una de las aficiones de Camilo fue viajar caminando-. La primera parte de Viaje a la Alcarria (1948) es un relato hermoso empapado de lirismo y sentimiento de paisaje. Ese estilo destilan Judíos, moros y cristianos (1956) y Viaje al pirineo de Lérida, escrito en 1965. En el género teatral, a pesar de su gran inventiva y originalidad, sus obras, como María Sabina, no triunfaron sobre el escenario. Quizá la época más dura que vivió el autor fue la de posguerra, es aquí donde se sitúa la obra más innovadora de Cela, La Colmena; con la puesta en escena de unos 300 personajes, cuenta las penurias de la España de aquella época, de esta forma nace un nuevo realismo no lineal. Tuvo que ser publicada en Buenos Aires por culpa de la censura del régimen franquista. Todo el trabajo de este malabarista de la palabra ha sido siempre reconocido por la crítica. Sólo hace falta echar un vistazo a su historial para advertir que cuenta con los premios más prestigiosos. El Premio Nobel de Literatura se lo concedió la Academia Sueca en 1989 cuando ya no lo esperaba porque había estado sonando como galardonado durante varios años. El Príncipe de Asturias y el Premio Cervantes, los dos más relevantes de España, también forman parte de su palmarés. Aunque siempre alardeó de no presentar sus obras a premios comerciales, en 1994 llevó La cruz de San Andrés al Premio Planeta, ganándolo para alivio de su bolsillo, tras el divorcio con su primera mujer. En el apartado de los galardones, como en el resto de su vida, suscitó muchos debates.