Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

EMPRESAS

La costosa victoria de Román Sanahuja: Metrovacesa pasa a manos de la banca

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura2 min
Economía07-12-2008

El interés de la sociedad Sacresa (formada por el clan familiar de los Sanahuja) por Metrovacesa, la primera inmobiliaria española, llegó en 2003 con su entrada en el consejo. En ese momento aparecieron como los principales apoyos del presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero. Dos años después andaban a tortas por hacerse con el control de una de las compañías más poderosas y, desde luego, referente del ladrillo en Madrid.

Román Sanahuja ganó la partida entonces al hacerse con el 80,6 por ciento de las acciones y desalojando a Rivero. Pero aquella victoria le costó cara: tras una pugna llena de OPAs, pignoraciones y protestas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el grupo tuvo que aceptar una escisión que significaba que Joaquín Rivero y los suyos se quedaban con Gecina (la inmobiliaria francesa de Metrovacesa). Las acciones de Metrovacesa no han podido evolucionar peor desde entonces, al pasar del máximo de 97 euros que alcanzaron el pasado mes de abril a los 50 actuales. La evolución en Bolsa de Metrovacesa “no es apta para cardiacos”, decía un periódico madrileño hace poco en referencia a que los títulos llegaron a caer casi un 20 por ciento a media sesión, pero cerraron exactamente igual en el mismo valor que el día anterior: a 50 euros. Todo esto parece indicar que, ante la crisis económica, las inmobiliarias sólo tienen dos opciones: la suspensión de pagos o echarse en los brazos de la banca. Y Metrovacesa han optado por lo segundo, pero es todo un símbolo del desastre del ladrillo. ¿El resultado? El grupo de Emilio Botín (Santander y Banesto) se hace con el 18 por ciento de las acciones, el banco de Valls Taberner (Banco Popular) se hace con otro nueve por ciento, otro tanto se lleva el de Francisco González (BBVA), ídem para La Caixa y Caja Madrid, según datos aproximados. Esto atribuye entre un 50 y un 60 por ciento de acciones para el conglomerado bancario, que asumiría así la gestión del banco, dejando en segundo plano a los Sanahuja, que se quedarían con el 30 por ciento. El desquite de Joaquín Rivero Si Rivero, el ex presidente de Metrovacesa, fue el gran perdedor durante la batalla accionarial de la inmobiliaria en 2006, hoy puede frotarse las manos de regocijo hacia su antiguo enemigo. No sólo porque Román Sanahuja tenga que entregar su poder a los bancos, sino también por las críticas que está recibiendo. Y, en cambio, Rivero, que se llevó los mejores activos y la parte más saneada del grupo puede disfrutar cómodamente de su control sobre Gecina, que -pese a su contencioso con el supervisor bursátil francés- es completamente ajena a la crisis del ladrillo en España.