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ESTADOS UNIDOS

El presidente impulsa la mayoría demócrata en el Congreso y el Senado

Por Miguel MartorellTiempo de lectura2 min
Internacional09-11-2008

En las elecciones presidenciales del 4 de noviembre, los estadounidenses no sólo elegían al próximo presidente de Estados Unidos, sino que además estaba en juego la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, además de 11 gobernadores en diferentes estados. Barack Obama no sólo puede estar orgulloso de haber arrollado a John McCain, sino que además puede decir que lo ha hecho con un amplio margen de ventaja.

Unos 153 millones de ciudadanos, es decir un 75 por ciento del censo elegible, estaban registrados para ejercer su derecho al voto el pasado 4 de noviembre. De ellos, un 53 por ciento (62.956.577 votos) eligió al senador demócrata por Illinois Barack Obama como próximo inquilino de la Casa Blanca, mientras que un 47 por ciento (55.763.830 votos) optó por su rival republicano, el senador por Arizona John McCain. En total, una diferencia de algo más de siete millones de votos en unas elecciones en las que participó un 64,1 por ciento de los electores, la cifra más alta desde 1908, cuando fue elegido el republicano William Howard Taft. Sin embargo, por número de delegados, la victoria de Obama es mucho más visible. El demócrata ha logrado 353 delegados (para la victoria son necesarios 270) frente a los 163 del republicano McCain. Este hecho se explica por la victoria de Obama en estados de gran peso en el reparto de delegados, como California (55 delegados), Florida (27 delegados) o Nueva York (31 delegados). De nada le ha servido al candidato republicano haberse hecho fuerte en los estados del medio oeste y el sur norteamericano, donde sólo Texas (34 delegados) o Georgia (15 delegados) tienen cierto peso. Así, Obama ha ganado en 28 estados, además de en feudos tradicionalmente demócratas de ambas costas (Nueva Jersey, Nueva York, California, Oregón o Washington) en estados que en 2004 se decantaron por el voto hacia el ahora presidente saliente, George W. Bush, como Iowa, Colorado, Nuevo México y Nevada. Especialmente importante es la victoria en Virginia, un Estado en el que los electores no votaban demócrata desde 1964. En general, las cifras de apoyo al senador demócrata han sido contundentes, por encima del 60 por ciento en algunos Estados. En cuanto a las elecciones legislativas que también se celebraban, el efecto Obama ha logrado darle un impulso a los demócratas, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, donde se renovaban 35 de los 100 escaños de la Cámara Alta. En número de senadores, los demócratas han logrado aumentar su ventaja sobre los republicanos, pasando de 49 a 54 asientos en la Cámara Alta (más dos senadores independientes, en total, 56 escaños) mientras que los republicanos pierden nueve senadores y se conformarán con 40 escaños. Se desempata así la situación que se producía hasta ahora en el Senado, aunque los demócratas se quedan a pocos escaños de conseguir esa supermayoría de 60 senadores que impediría el bloqueo republicano de las iniciativas venidas del Congreso. En la Cámara de Representantes, los demócratas han logrado ampliar sus asientos actuales en 17, desde los 235 a los 252 congresistas, mientras que los republicanos pierden fuerza y pasan de los 199 asientos a 172. Según asesores demócratas consultados por la agencia Reuters, en caso de no lograr los 60 escaños en el Senado para poder aprobar cómodamente cualquier proyecto que llegara a las cámaras estadounidenses, se cuenta con la colaboración de los republicanos, porque "tienen que darse cuenta de que la vieja política de bloquear todo ya no volverá a funcionar para ellos". De los 11 gobernadores que estaban en juego, sólo el de Misuri pasará a manos republicanas.