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HISTORIA

El historiador Michael Jones investiga el asedio nazi de Leningrado

Por Tamara GarcíaTiempo de lectura2 min
Cultura30-10-2008

El historiador británico Michael Jones revive una cruel historia impensable hoy, el asedio nazi en Leningrado entre 1941 y 1944, que provocó el total bloqueo de una ciudad, lo que provocó que todos sus ciudadanos se sumieran en una desesperación total por la falta de alimento, lo que les llevó a recurrrir al más vil canibalismo.

872 fueron los días que duró uno de los asedios más terribles de la historia. De septiembre de 1941 a enero de 1944, los alemanes bombardearon la ciudad de Leningrado un total de cuatro horas al día, de 8 de la mañana a 10 de la noche. Esto causó un hambre extremo que dio lugar a numerosos actos de canibalismo entre la población apunto de morir de inanición. El historiador cuenta en su libro verdaderas situaciones de desesperación. No había alimentos y la gente cocía el papel de las paredes o el cuero de sus cinturones para poder llevarse algo a la boca. El hambre, el frío -de hasta 40 grados bajo cero- , y la guerra conformaron un cuadro de oscuridad propio de un cuento de terror. Nunca se sabrá cuanta gente murió, las autoridades calcularon una 600.000 personas, pero otras cifras superan un 1.200.000 muertes. Michael Jones, historiador británico de la Universidad de Bristol, revive así uno de los episodios más fatídicos de la II Guerra Mundial. Muestra no solo las barbaridades que los propios supervivientes le han relatado, sino también la grandeza y el espíritu de supervivencia que demostró ese gran pueblo de civiles frente a sus exterminadores. Aporta nuevos datos, esclareciendo otros que la unión Soviética intentó encubrir. Datos sin duda escabrosos que hablan de cifras inimaginables de canibalismo. "Archivos de la policía secreta que han salido recientemente a la luz muestran que más de 1.400 personas fueron arrestadas acusadas de canibalismo y más de 300 ejecutadas", explica Jones. Declaraciones que aparecen en su libro narran como en el asedio las calles se encontraban llenas de cadáveres mutilados por caníbales que actuaban en bandas organizadas. Jones explica como aportación propia que los alemanes "no querían meramente tomar la ciudad -Petersburgo, como la llamaba Hitler-. El objetivo de los nazis era sellar la ciudad y matar de inanición a toda la población civil, dos millones y medio de personas. Incluidos medio millón de niños".