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EXPOSICIÓN

Cómo era Marck Rothko antes de suicidarse

Por Marta G.BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura24-09-2008

Pese a su inconfundible éxito, se podía vislumbrar en él un hombre atormentado y deprimido, conocido por su gula, fumador empedernido e insaciable apetito. Así se podría retratar al pintor Marck Rothko (1903-1970) antes de que acabara con su vida. Pero, ¿pueden sus cuadros representar el motivo de su locura? La Tate Modern de Londres inauguró el pasado 24 de septiembre una exposición en la que se aprecian 15 de los 30 murales ( y en total 40 obras) que debían adornar el restaurante Four Seasons dentro del rascacielos Seagram de Mies van der Rohe. Pero el pintor se echó atrás.

La intención de los murales del pintor era más bien negativa. Bajo ese halo creativo se escondía una finalidad ardua, "arruinar el apetito de cada hijo de puta que come en esa sala". Dos años más tarde de haber terminado los murales, Rothko decidió quedarse con las pinturas, hasta que en 1969 las donó al museo londinense. El trabajo del artista, nacido en Letonia, "marca el comienzo de la época más rica de mi padre", según asegura el hijo de Rothko, pero fue también una clara pista de su difícil estado emocional. Desapareció el uso de los colores brillantes y de decantó por los granates, el negro..todo ello en un momento de gran éxito. Pero tras esa fachada de pintor fracasado en su propia experiencia, se esconde una técnica especial y una finalidad: lograr la comunicación emocional con sus cuadros, marcados por tendencias monocromáticas. Varios especialistas holandeses e italianos han llevado a cabo un estudio para indagar en sus métodos, llenos de retoques imperceptibles para el espectador e innumerables capas, pero aún existen varios misterios. ¿Por qué nadie podía observar al pintor mientras pintaba? Ni siquiera lo podrían hacer sus asistentes. Las salas de la Tate también muestran su gusto por el negro en sus cuadros, las llamadas pinturas Black Form (1964). El coleccionista Dominique de Medil encargó al pintor un trabajo para la capilla de Houston, rebautizada posteriormente como Capilla Rothko. Pero más adelante fusionó el negro con el gris, y así comenzó su serie Black on gray (1969-1970), (negro sobre gris), donde sí se aprecia su peor época, plagada de alcohol y depresiones, en la que se observa su obsesión por un tema y sus sucesivas repetiones. "Si algo merece hacerse una vez, entonces merece hacerse una y otra vez, explorándolo, probándolo, reclamando mediante su repetición que el público lo mire", afirmaba el pintor.