POBREZA
La crisis económica dificulta la consecución de los Objetivos del Milenio
Por Leticia Prado2 min
Sociedad19-09-2008
La aprobación de la Declaración del Milenio de septiembre de 2000 supuso, para los 189 países firmantes, el compromiso de lograr un conjunto de objetivos y metas cuantificables para el año 2015. La pobreza y el hambre, la educación, la mortalidad infantil o la salud materna son algunos de los campos que abarcan estos denominados Objetivos de Desarrollo del Milenio. La mayoría de las actuaciones han obtenido resultados positivos, sólo los progresos en la lucha contra la pobreza corren peligro por el actual alza de precios.
La ONU celebró la Cumbre del Milenio en septiembre del año 2000. En ella, 189 países y 147 jefes de estado aprobaron la Declaración del Milenio que incluía los ocho ambiciosos objetivos para el desarrollo de los pueblos. Las naciones firmantes adquirieron, entonces, el compromiso de alcanzar estas metas para 2015 y emprendieron toda clase de iniciativas que les ayudasen a lograr propósitos como la enseñanza primaria universal, la reducción de la mortalidad infantil, la garantía de la sostenibilidad del medio ambiente y otras situaciones que han constituido compromisos internacionales importantes en la década de los 90. Todos estos objetivos mundiales son cuantificables y tienen unos plazos fijados para su consecución, de tal manera que la Organización de las Naciones Unidas puede informar de los progresos. El último Informe sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas de 2008 afirma que el mundo ha conseguido importantes avances en la reducción de la pobreza extrema durante todos estos años. Tanto el escrito como la propia organización reconocen que el compromiso no sólo ha sido adquirido por los gobiernos de los países, sino que la población civil y las empresas privadas también han querido cooperar. El único inconveniente es la crisis económica que arrastra el mundo en los últimos años y que ha provocado la fuerte subida de los precios de los alimentos y el petróleo. La Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) ha confirmado que la intención de rebajar a la mitad la cifra de hambrientos es cada vez más difícil de conseguir. Todo lo que los países habían progresado en la reducción del hambre desde la aprobación de la Declaración del Milenio ha quedado en nada con la brutal subida de los precios del último año. A los 848 millones de personas que estaban desnutridas en 2007 hay que sumar otros 75 millones más de víctimas. La organización defiende la necesidad de que todos los países aúnen esfuerzos para vencer la crisis alimentaria y volver a derrotar la desnutrición. El hambre es consecuencia de la pobreza pero es también, a su vez, causa de la misma. La desnutrición afecta directamente en la productividad de los campesinos y esto no permite su avance económico. Para solucionar este círculo vicioso, la ONU ha establecido dos medias esenciales: aumentar la ayuda alimentaria de emergencia y la intervención para alcanzar la mayor productividad de los campos. El resto de iniciativas de la FAO encaminarán todas las intervenciones internacionales hacia la reducción de la fragilidad de los pobres y la consecución del primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.