POBREZA
El 20 por ciento de la población española vive en el umbral de la pobreza
Por Esteban del Pozo2 min
Sociedad20-09-2008
“En España el hambre es más antiguo que el hombre”. Con este juego de palabras, Miguel Ángel Álmodovar, autor de El hambre en España, explica cómo ha sufrido el ser humani los problemas de la hambruna desde el origen de los tiempos hasta la actualidad. Lejos queda la época en la que se racionaba la comida y entraba en acción el mercado negro. Los alimentos básicos para la supervivencia de las familias escaseaban: el pan, la leche, los huevos... Las nuevas generaciones no llegan a creerse que sus abuelos pasaron por una época en la que los cocidos de todos los domingos eran un lujo que no podían permitirse.
Un refrán dice que en España se come muy bien y que su dieta, la mediterránea, es la mas completa. Desde las contundentes fabadas y cocidos hasta un buen cochinillo asado, pasando por la famosa paella valenciana, son los platos mas típicos de nuestra gastronomía. Y es que, aunque la crisis económica perjudique seriamente los bolsillos de los españoles, estos se niegan a que les modifique sus costumbres. Sin embargo, sólo un 80 por ciento de la población española puede disfrutar de ciertos privilegios. En la era de la revolución digital, donde internet se ha convertido en el modo “vivendus” de muchos, un 20 por ciento del total de los españoles viven en el umbral de la pobreza. Este porcentaje representa a ocho millones de habitantes según las cifras proporcionadas por el Banco de Alimentos. Estas personas deben vivir con unos ingresos inferiores al 50 por ciento de la renta per cápita como consecuencia del paro, el trabajo precario y los altos precios. Todos estos factores hacen que el sector más desprotegido de la población sea el de los inmigrantes y, por ello, muchas ONGs centran su función en ellos. En el mundo un 10 por ciento de los habitantes se reparten el 80 por ciento de la riqueza total; el 90 por ciento restante casi no alcanza a compartir el 20 por ciento. Por eso, no es de extrañar que en sociedades aparentemente ricas como la española se den situaciones de necesidad extrema. La imagen solidaria de España en el mundo se ha situado a la cabeza de los países que más ayuda ofrecen cuando suceden crisis humanitarias. Aunque todas esas iniciativas internacionales constituyan un punto a favor, no hay que olvidarse de que el mal de la desnutrición está más cerca de lo que parece. Atrás quedaron las cartillas de racionamiento pero no la pobreza con la que siguen viviendo hoy en día millones de personas.