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SOMALIA

Piratas del nuevo siglo: su ¬modus operandi¬

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Internacional27-04-2008

La piratería del siglo XXI ha sido un fenómeno poco conocido hasta hace poco pero muy presente en varias zonas del globo. El pasado año, ocho personas perdieron la vida durante los abordajes de los nuevos piratas y más de 240 personas estuvieron secuestradas.

Pese a que, según los expertos, Indonesia y Malasia son los focos más importantes de la piratería de este siglo, también coinciden en que las cosas de Somalia están sufriendo un alarmante incremento de grupos criminales dedicados a tales actividades. Una de las razones para ello es que la costa del Cuerno de África es un lugar estratégico de tránsito de barcos petroleros que cubren la travesía entre Oriente Próximo y Europa y Estados Unidos. Ello garantiza un volumen de travesías de barcos interesantes para los delincuentes, especialmente atractivos son los de tripulaciones europeas, sobre los que pueden actuar casi con total impunidad dada la delicada situación del país. Desde la desmembración de Somalia en 1991 existen tres gobiernos diferentes en el país que reclaman su legitimidad, y tras más de una década de enfrentamientos internos, algunos aún abiertos como en la zona de Mogadiscio, Somalia se ha convertido en un paraíso particular para los traficantes de armas. El mercado ilegal de armamento, sumado por el descontrol propio de un Estado caótico sin un liderazgo único ha facilitado la formación de bandas en las costas, cuyos miembros saben que de ser detenidos serán condenados a muerte. El principal problema es que los piratas saben que las autoridades del país no están preparadas para darles caza. De entre todos los grupos que han surgido en la costa somalí, los expertos coinciden en que los Marines Somalíes son el más importante. La revista Forbes publicó hace semanas que la organización cuenta con alrededor de un centenar de miembros con acceso a armamento militar pesado, entre los que se encuentran fusiles AK-47, ametralladoras y granadas. Su forma de actuar suele ser basarse en operaciones cercanas a la costa en las que atacan sus objetivos con pequeñas lanchas rápidas. No obstante, operaciones como la del atunero español de la pasada semana invitan a pensar que los piratas somalíes disponen ya de grandes embarcaciones para operar en alta mar. Sus intereses varían, pero suelen girar en torno al valor del barco, cantidad de tripulación y país de origen. Así, una embarcación europea siempre es más interesante que una asiática o africana porque al menos a priori estará capacitada para pagar un rescate mayor. Pese a que cada año se registra una decena de muertes por la piratería, lo cierto es que las tripulaciones piratas suelen tratar bien a los rehenes. En el secuestro del velero francés de hace apenas unas semanas, la Policía llegó a encontrar un código de conducta para los piratas en el que se incluían prohibiciones de herir a los rehenes sin necesidad imperiosa o cometer violaciones de las mujeres que se encontrasen a bordo.