CHINA
Las protestas pro tibetanas persiguen a la antorcha olímpica
Por Miguel Martorell2 min
Internacional13-04-2008
El Comité Olímpico Internacional (COI) no podría haber elegido un sitio peor para la celebración de los Juegos Olímpicos de 2008. Las protestas de los activistas pro Derechos Humanos y pro Tíbet han perseguido y, previsiblemente, perseguirán, a la antorcha olímpica en su periplo por las 135 ciudades que debe recorrer hasta llegar a su destino en Pekín. Londres, París y San Francisco fueron escenarios del boicot occidental al paso de la antorcha.
Tan sólo una semana después de que se conociera la muerte de ocho personas en la provincia china de Sichuan durante un tiroteo contra monjes tibetanos y civiles, la antorcha olímpica llegó a Londres. El campeón olímpico de remo Steve Redgrave comenzó el recorrido de la llama desde el estadio de Wembley, donde comenzaron las primeras protestas. Más de una decena de agentes chinos, vestidos con chándal azul y blanco, escoltaron la antorcha en su recorrido por las calles londinenses, donde la tensión era evidente. Más de 35 personas detenidas por intentar apagar o robar la antorcha fue el resultado del periplo de la llama olímpica, que acabó en el estadio O2 de Greenwich. En París, siguiente parada de la antorcha, el recorrido fue mucho más accidentado. El atleta Stéphane Diagana, que recogió la llama en el primer piso de la Torre Eiffel, no pudo recorrer ni 15 metros antes de que un activista se abalanzara sobre él para tratar de arrebatarle la antorcha. A partir de ahí, los incidentes se sucedieron, con decenas de protestantes esgrimiendo incluso extintores para apagar la antorcha. Más de 3.000 agentes estaban movilizados para proteger el recorrido, pero finalmente se optó por apagar la llama y subirla a un autobús de seguridad para que continuara su recorrido. En San Francisco, el recorrido de la antorcha fue una auténtica farsa. El circuito se modificó a última hora y se acortó para evitar incidentes. Aún así los manifestantes pro Tíbet y los seguidores chinos protagonizaron una jornada de tensión en la que no llegaron a las manos gracias a la presencia policial. Tras los incidentes en Londres, París y San Francisco, y mientras Pekín calificaba de "infames fechorías" los altercados, el COI comenzó a plantearse poner fin al itinerario de la antorcha. Sin embargo, para demostrar que los valores olímpicos siguen siendo la paz y la hermandad de los pueblos, el COI decidió finalmente mantener el circuito mundial de la llama. La siguiente parada fue Buenos Aires, donde la antorcha pasó sin pena ni gloria, entre la indiferencia de los ciudadanos y el silencio del Gobierno argentino, que tiene grandes intereses económicos con China. Posteriormente llegó a Tanzania, donde el mayor peligro eran las lluvias torrenciales, y luego Omán. Mientras muchos países de la Comunidad Internacional, especialmente occidentales, debaten si boicotear los Juegos Olímpicos vetando la presencia de sus altos representantes en Pekín, Australia prepara las medidas de seguridad que envolverán el recorrido de la antorcha para evitar que las protestas por la situación en Tíbet vuelvan a apagar la llama.