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ESTADOS UNIDOS

McCain, Hillary y Obama, los favoritos

Por Iara MantiñánTiempo de lectura4 min
Internacional07-02-2008

John McCain es el favorito de los republicanos para optar a la Presidencia de Estados Unidos y cuenta con una gran ventaja sobre los rivales de su formación. Dentro del Partido Demócrata, Hillary Clinton y Barack Obama se disputan la candidatura en cada Estado.

La pugna por elegir al mejor candidato republicano y demócrata para competir en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre es apasionante. El Partido Republicano ya lo tiene casi decidido mientras que el Partido Demócrata duda entre Hillary Clinton y Barack Obama. McCain, un veterano en la carrera a la Casa Blanca El senador republicano John McCain es un viejo aspirante a la Casa Blanca, a la que ya se postuló en los comicios del año 2000, pero perdió la candidatura de su partido en favor de George W. Bush. El senador de Arizona es el único que tiene experiencia militar. Dio su apoyó a la invasión de Iraq pero ha criticado con fuerza la forma en que el presidente George W. Bush y en especial el ex jefe del Pentágono Donald Rumsfeld condujeron la operación. En 1973 fue recibido como un héroe tras haber sido un prisionero de guerra en Vietnam. Nueve años después, y tras una brillante carrera militar, entró en política, al ser elegido congresista por el Estado de Arizona. Consciente de que es uno de los candidatos de mayor edad, McCain asegura que es el que posee más experiencia de todos y que, a sus 71 años, puede ser “el más viejo, pero también el mejor". Además, ha tratado de ganarse el voto de los más jóvenes, a los que gusta contactar en foros universitarios o a través de Internet. Barack Obama, la nueva cara Barack Husein Obama, nacido en Hawai, es hijo de un economista de Kenia formado en la Universidad de Harvard, y de Shirley Ana Dunham. Es senador por Illinois y el quinto legislador negro en el Senado de Estados Unidos, por lo que podría convertirse en el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos. Desde su puesto como senador ha trabajado en proyectos relacionados con la energía. Illinois es un Estado en donde el 50 por ciento de su energía es generada por el carbón, y no es raro que Obama apunte hacia programas destinados a esta fuente de energía que optimicen y contaminen lo menos posible, aunque en este caso aumenten las emisiones y contradiga su política medioambiental. La principal diferencia con Hillary Clinton es que la ex primera dama intenta mostrarse centrista -una posición que funcionó muy bien a su marido Bill Clinton-, mientras que el innovador afroamericano hace un guiño no se sabe hasta qué punto controlado a la izquierda norteamericana. Hillary es una auténtica institución en el Partido Demócrata, mientras que Obama ha crecido políticamente en los barrios pobres de Chicago. Ella se ve inexorablemente influenciada por el aparato y la vieja guardia. Él es la nueva cara que afirma luchar por acabar con el poder de los grupos de interés en Washington. Obama, un producto político de la globalización, ha atraído a las nuevas generaciones estadounidenses, más innovadoras y entusiastas que en tiempos. Su principal misión: poner fin a la guerra de Iraq, aunque ahora matiza y habla de reducción de efectivos. Marca distancias bélicas con Hillary Clinton, que mostró su apoyo inicial a la segunda contienda del golfo Pérsico. Hillary Clinton, la maquinaria del Partido Demócrata Hillary Diane Rodham Clinton es senadora por el Estado de Nueva York y aunque la mayoría de la gente la recuerda como la ex primera dama, en realidad en sus comienzos fue más famosa que su marido Bill Clinton. Comenzó su carrera como abogada después de graduarse de la Facultad de Derecho de Yale y fue elegida como uno de los cien abogados más influyentes en Estados Unidos. Fue la primera dama de Arkansas de 1979 a 1981 y de 1983 a 1992, participó activamente en una serie de organizaciones interesadas en el bienestar de los niños y fue miembro en la Junta Directiva de Wal-Mart y de otras empresas. Hillary apoyó a la Administración de George W. Bush en algunas cuestiones de política exterior, que incluyeron la votación de la Resolución de la guerra de Iraq. Ella posteriormente se opuso a cómo se gestionó posteriormente este asunto y otros también de política interior. En el transcurso de su campaña su apoyo se centra en el voto femenino e hispano, así como en aquellos ciudadanos cuya mayor preocupación es la economía. Los principales temas de su campaña son: inmigración -pretende promover la aceptación hacia los inmigrantes y la legalización de aquellos inmigrantes que estén trabajando, pagando impuestos y dispuestos a cumplir las leyes-; economía -ha desarrollado un plan para restaurar la clase media norteamericana- y salud -quiere realizar un plan en salud para que sea accesible a todos los estadounidenses-.