De primera potencia al hundimiento económico, político y social
Por Raquel González2 min
Economía23-12-2001
En el período que va de la primera a la segunda Guerra Mundial, en Argentina la renta per cápita era igual que la de Canadá u Holanda. Es decir, el país latinoamericano era una de las primeras potencias mundiales. Gentes de toda Europa huían de los malos tiempos que trajo la guerra y atracaban en el puerto de una ciudad que les aseguraba una vida mejor.
Algunas décadas después llegaría la dictadura militar a Argentina. El país fue gobernado por unos mandatarios que dejaron, además de miles de desaparecidos, una deuda externa cercana a los 25.000 millones de dólares. En el 80, ya en democracia, se declaró una moratoria sobre esta deuda. A la situación límite se llegó en el año 1989, con la hiperinflación. La solución la aportó el entonces ministro de economía, Domingo Cavallo, con el plan de convertibilidad (un dólar igual a un peso). Esta medida provocó un desarrollo importante en la economía argentina, pero en lugar de emplear un modelo económico restrictivo para ir reduciendo la deuda pública, se optó por el gasto desconsiderado. Esto hubiese sido más o menos llevadero si las cifras positivas hubiesen seguido creciendo, pero ocurrió al contrario. Desde el año 1998 la economía argentina no ha parado de menguar y parece que de momento la tendencia no va a cambiar. A la situación actual de caos social y negro futuro se ha llegado pasando por una serie de restricciones que han hecho muy difícil el día a día para los argentinos. Se les limitó el dinero que podían sacar de sus cuentas bancarias sin previo aviso; vieron cómo el Gobierno era incapaz de pagar al día las pensiones estatales; observaron atónitos cómo muchas familias para comer tenían que asaltar supermercados y contemplaron cómo para reprimir esas acciones se erigía el estado de sitio, algo que recordaba demasiado a dolorosos tiempos pasados. Lo que vendrá ahora es difícil de definir. La deuda externa de Argentina es cinco veces el valor de sus exportaciones. La situación es grave si se observa que el Fondo Monetario Internacional considera insostenible toda deuda que supera 1,5 veces las exportaciones de un país. Ante estos casos, muchas veces, se acaba condonando la deuda al país deudor, pero como no se considera que Argentina sea uno de los países más pobres, la opción de la condonación es inexistente. El nuevo Gobierno argentino deberá encontrar nuevas soluciones.