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AGRICULTURA

Ataques a los camiones españoles en la frontera francesa

Por María García CiracTiempo de lectura1 min
Economía09-02-2008

Habían pasado casi tres años desde el último asalto a los camiones españoles en terreno francés -allá por julio de 2005- y ahora el episodio ha vuelto a repetirse. Kilos de lechugas y naranjas murcianas y litros de vino valenciano han sido desparramados cerca de la localidad de Gallargues le Montueux, en el sur de Francia, a manos de agricultores galos, furiosos ante el bajo precio de los productos españoles.

Según ellos, la carga de los camiones no pasaba los controles fitosanitarios porque España no cumple la legislación francesa. A esta acusación ha respondido el secretario general de La Unió-Coag en la Comunidad Valenciana, quien ha recalcado que los métodos fitosanitarios utilizados en España son “exactamente los mismos que en Francia y que en toda Europa”. Detrás de los ataques parece esconderse la amenaza que supone el precio de los productos españoles, más baratos que los franceses y, sin duda, una fuerte competencia. De modo que los agricultores franceses optaron por la solución más fácil: si no puedes mejorarlo, destrúyelo, y eso mismo es lo que han hecho. Ahora, las organizaciones agrarias responden y anuncian movilizaciones si el Gobierno francés no toma medidas al respecto. Por su parte, el secretario general de Agricultura, Josep Puxeu, ha hablado con su homólogo francés, quien le ha transmitido sus disculpas y con quien ha acordado “ser lo más duros posible con este tipo de salvajadas para que no se repitan”. Las organizaciones agrarias piden al Gobierno que inste a la Unión Europea a interponer sanciones ejemplares si este tipo de altercados vuelve a repetirse, acogiéndose al Acuerdo de Schengen, que garantiza la libre circulación de personas y mercancías en todos los países adscritos de la Unión. Según este tratado, “los estados se comprometen a armonizar sus normativas sobre prohibiciones y restricciones y adoptar las medidas necesarias para salvaguardar la seguridad”. Y esta situación, desde luego, alude a la última premisa: salvaguardar la seguridad. Ahora sólo queda esperar sentados a que la Unión Europea cumpla y la justicia responda a los ataques para que a los franceses se les quiten las ganas de repetirlos.