CHINA
China ¬humaniza¬ la pena capital
Por LaSemana.es
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Internacional06-01-2008
China anunció la pasada semana que comenzará a humanizar la pena capital. El vicepresidente de la Corte Suprema del país, Jiang Xingchang, declaró ante los medios de comuniación la intención del Gobierno de la República Popular de sustituir paulatinamente el modelo tradicional de ejecución, el disparo en la nuca, por la inyección letal.
Jiang Xingchang aseguró que el cambio de sistema de ejecución será progresivo hasta que la inyección letal sea el método más utilizado en China para dar muerte a delincuentes. Pese a todo, el Ejecutivo chino rechazó establecer un calendario para la sustitución total de los métodos capitales de la misma manera que también lleva décadas ocultando el número de ejecuciones que se llevan a cabo en el país cada año. Diversos estudios de Amnistía Internacional cifraron en 1.010 el número de personas ejecutadas en el país en 2006 aunque la propia organización avisó de que probablemente el número fuese mucho mayor por la existencia de centros clandestinos. A pesar del ostracismo del país, el jefe de la Justicia china aseguró la pasada semana de que se estaba trabajando para reducir el número de condenados. El aterrizaje de la inyección letal en China llega tras una fuerte polémica acerca de su utilización en Estados Unidos. El pasado octubre Earl Wesley Berry se convirtió en el tercer reo en evitar la inyección letal después de que el Tribunal Supremo ordenase suspender su ejecución. El motivo es que desde diversos círculos se ha puesto de manifiesto que la muerte por inyección letal es más traumática de lo que hasta ahora se había pensado, por lo que violaba la Octava Enmienda que afirma que “no se infringirán multas excesivas ni castigos inusualmente crueles”. Debido a que 37 de los 50 estados de la Unión donde la pena de muerte está vigente utiliza la inyección letal como sistema de ejecución, el hecho tuvo especial calado. El sistema de ejecución por inyección letal funciona inyectando al reo en vena una mezcla paralizante muscular, que se encarga de detener los latidos del corazón y una dosis de anestesia destinada a que el condenado no sufra. Sin embargo, los críticos del sistema afirman que si la dosis de anestesia no es lo suficientemente cuantiosa el reo sufre graves dolores sin posibilidad de quejarse debido a los tranquilizantes.