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CINE

¿El viaje a ninguna parte?

Por Vicente Sánchez MTiempo de lectura2 min
Espectáculos21-11-2007

Actor, dramaturgo, novelista, poeta, miembro de la Real Academia Española... Son muchas las facetas en las que Fernando Fernán-Gómez destacó. Su gran genio (en todas las acepciones del término) le llevaron a ser considerado como el último gran renacentista español. Desde su nacimiento en Perú, durante una de las muchas giras iberoamericanas de su madre, la también actriz Carola Fernán-Gómez, su vida estuvo ligada al mundo de la interpretación.

Sin embargo, a pesar de la fama y los focos, Fernán-Gómez siempre se consideró un artesano, cuyo principal mérito (como declaró al recibir la Concha de Oro del Festival de San Sebastián en el año 2000) no residía en haber hecho grandes películas, sino en haber trabajado mucho. Efectivamente, sería muy complejo citar sus innumerables apariciones en teatro y televisión, ya que a partir de su debut en el teatro en 1938, con la obra de Jardiel Poncela, Los ladrones somos gente honrada, la carrera de este artista no ha parado. No obstante, la gran extensión de su obra, es directamente proporcional a su intensidad. En lugar de citar sus trabajos, que resultaría harto laborioso, es preferible emplazar al lector de estas líneas al visionado de algunas de sus mejores películas como director: El viaje a ninguna parte (1986), El extraño viaje (1964), Y el mundo sigue (1963), o de sus actuaciones más señaladas, El abuelo (1998), de J.L. Garci, Moros y Cristianos (1987), de Berlanga, La lengua de las mariposas (1999), de J.L. Cuerda, y por supuesto a la lectura de la obra de teatro, Las bicicletas son para el verano (1984) y de los versos de El canto es vuelo (2002). Fernán-Gómez consagró su vida a las artes. Los numerosos premios que recibió a lo largo de su trayectoria (el Príncipe de Asturias de las Artes, los Premios Nacionales de Cine y Teatro, el Oso de Honor en el Festival de Cine de Berlín, la Medalla de Oro de la Academia de Cine o la máxima cantidad de Goyas acumulada por ninguna otra figura del cine español) atestiguan que la sombra que deja en la cultura española es demasiado alargada. Unamuno decía que había dos formar de no morir, una a través de tus hijos, la otra a través de tu obra. Fernando Fernán-Gómez esculpió su alma en toda su obra artística, por lo que seguirá viviendo en la medida que el público siga recordándolo.