PAKISTÁN
Bhutto es liberada y ve inaceptable el nuevo Gobierno paquistaní
Por Iara Mantiñán2 min
Internacional18-11-2007
Presionado por la Comunidad Internacional, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, devolvió el pasado jueves la libertad a su oponente política Benazir Bhutto. Además, el mandatario disolvió la Asamblea Nacional y creó un Gobierno provisional que Bhutto califica como inaceptable.
Las consecuencias de los regimenes autoritarios pasan factura. Hace muy poco, la Comunidad Internacional se estremecía con las imágenes de un periodista asesinado por llevar una cámara de fotos en Birmania. La pasada semana, el subsecretario del Departamento de Estado de EE.UU. tuvo que volar a Pakistán para "buscar el retorno a la normalidad", ante la detención injustificada de más de 1.500 personas en los últimos días. La clave para entender qué está pasando en el país se deriva de la reelección del presidente Musharraf para un segundo mandato. Tras ser elegido por las asambleas provinciales y nacionales, la oposición recurrió su nombramiento al Tribunal Supremo porque consideraba que era ilegal que accediera a un segundo mandato siendo militar. El presidente del Supremo aceptó estudiar el caso y Musharraf le destituyó. Para calmar a la población y presionado por EE.UU., Musharraf pactó un reparto de poder con la ex primera ministra Benazir Bhutto, pero no fue suficiente, por lo que decretó hace dos semanas el estado de excepción, días antes de que se pronunciara el Supremo. Desde entonces, las protestas contra el presiente no hacen más que aumentar. La gota que colmó el vaso La líder del Partido Popular de Pakistán y cabeza de la oposición, Benazir Bhutto, hacía un llamamiento, el pasado lunes, a los ciudadanos para arrojarse a las calles y encabezar la llamada marcha verde, en la que 200 vehículos recorrerán cerca de 270 kilómetros que separan Lahore de la capital, Islamabad, en señal de protesta. Ante esta amenaza y debido a la proximidad de la constitución del nuevo gobierno, el general Musharraf puso bajo arresto domiciliario a la ex primera ministra Bhutto, para no permitirle encabezar el descontento popular. Debido a la presión internacional de EE.UU., y Reino Unido, el presidente liberó el pasado jueves a la líder. Al día siguiente se produjo la jura de cargo del ministro provisional de Pakistán, Mohamed Mian Somro, quien pese a la inestabilidad política que se vive en el país, en estado de excepción, aseguró que "nunca antes Pakistán había tenido una transición de Gobierno tan suave". Bhutto no se ha quedado callada y ha manifestado su rechazo al nuevo gobierno provisional del país, asegurando que seguirá adelante con su campaña de protestas y ha empezado a dirigir la marcha verde contra el régimen del general Musharraf. EE.UU., el mediador Como de costumbre, EE.UU., tampoco pierde protagonismo en el conflicto. El presidente Musharraf ha sido siempre uno de sus aliados y ha contado con ayuda económica de los republicanos para legislar el país y hacer frente al problema religioso de las milicias yihadistas en el norte de Pakistán. El pasado viernes, el subsecretario del Departamento de Estado de EE.UU., John Negroponte, aterrizó en Pakistán para intentar reestablecer la normalidad. El objetivo de EE.UU. es que el general levante el estado de excepción, dé una fecha concreta para las elecciones y que termine la persecución de los opositores.