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BALONCESTO

El retorno de un gigante venido a menos

Por Álvaro HeraltaTiempo de lectura2 min
Deportes16-09-2007

Rusia llegó al Eurobasket dispuesta a recuperar el prestigio perdido en los últimos años. Con la dirección de David Blatt desde el banquillo y la calidad de Andrei Kirilenko, Victor Khryapa y el nacionalizado John Robert Holden, entre otros, los rusos han vuelto a conseguir la medalla de oro que se les venía resistiendo desde 1985 en Stuttgart, cuando aún competían como Unión Soviética.

Rusia no conseguía una medalla en un campeonato de baloncesto desde que obtuvo la plata en el Mundial de 1998 y su última presencia en la final de un Europeo databa de 1993, en Alemania. Por ello, para acabar con esta nefasta racha, la Federación Rusa de Baloncesto decidió dar las riendas del banquillo al estadounidense-israelí Blatt, muy bien considerado internacionalmente tras su trabajo en el Benetton de Treviso. La elección generó al principio alguna polémica entre los aficionados. Sin embargo, Blatt hizo caso omiso de las críticas y se centró únicamente en mejorar a su equipo para afrontar con plenas garantías el europeo. Los rusos aprovecharon en España su gran presencia física para limitar el juego interior de las demás selecciones y aprovechar su gran capacidad atlética. Rusia ha sido un equipo portentoso, capaz de defender con firmeza, controlar el rebote y correr en ataque. En el quinteto inicial destacan tres jugadores: los NBA Andrei Kirilenko y Victor Khryapa y el norteamericano nacionalizado John Robert Holden, actual subcampeón de la Euroliga con el CSKA de Moscú. Kirilenko ha sido uno de los mejores reboteadores del torneo y, además, ha conseguido superar las lagunas en el tiro que tanto se le acusaban. Khryapa ha sido un auténtico puntal del equipo con su juego exterior y Holden fue básico en la dirección del equipo. El base defendió con gran intensidad y agradeció el estar siempre bien apoyado por el escolta Pashutin. Suya fue, además, la canasta decisiva que dio el triunfo en la final. Rusia superó la primera fase invicta y líder, tras vencer con muy pocos problemas a Serbia, Israel y a la campeona de 2005, Grecia. En la segunda fase confirmó las buenas vibraciones que había suscitado y se impuso con rotundidad a Portugal y Croacia, aunque cosechó su única derrota contra España, lo que hizo que terminara segunda. En los cuartos de final, Holden se echó al equipo a la espalda y condujo a los suyos a una victoria ajustada contra la Francia del jugador más valioso de la última final de la NBA, Tony Parker. Las semifinales, contra sus vecinos de Lituania, se presentaron como un duelo entre Kirileko y Sarunas Jasikevicius. Pero una lesión impidió jugar al base lituano y Rusia pasó a la final tras un magnífico partido del conocido como AK-47, pese a la exhibición que hizo Siskaukas para evitarlo. Así los rusos llegaron a la final sin nada que perder y mucho que ganar. Pese a que la gran favorita era la selección anfitriona, el conjunto ruso no se amilanó por la presión y consiguió llevar el partido a su terreno: a un marcador bajo. Con 59-58 para España, Holden puso a Rusia por delante a falta de dos segundos para el final. El resto fue una borrachera de éxito.