ABANDONO DE IMAZ
El PNV emprende su enésimo giro hacia el soberanismo más radical
Por Irene E. Sánchez3 min
España14-09-2007
Reconoció ser nacionalista. Abogó por el entendimiento y la “convivencia entre entidades”. Apostó por la no imposición y la libertad; por el acuerdo y el diálogo. Rechazó contundentemente la violencia terrorista. Hoy dimite de un partido que se define como nacionalista, democrático, humanista, abierto al progreso y contrario al terrorismo. Y lo hace, paradójicamente, ante la falta de moderación y la división dentro del mismo: el PNV podría desarrollar su vertiente más radical tras la marcha de Imaz.
Era fácil atisbar los puntos claros que diferenciaban a Josu Jon Imaz, todavía presidente del PNV y el resto de su formación. Hace apenas unas semanas, el máximo representante del sector moderado arremetió directamente contra la confrontación con el Estado o la imposición que defendía abiertamente el consejero vasco de Justicia, Empleo y Seguridad Social, Joseba Azkarraga. Su decisión es la de no volver a presentarse para ser reelegido como presidente del PNV, no obstante, en su anuncio público no se reflejaron explícitamente las causas. Sí aseguró, a pesar de ello, estar en desacuerdo con las escisiones dentro del partido y reiteró su apuesta firme por “una Euskadi en la que los diferentes sentimientos nacionalistas convivan compartiendo un proyecto de país” a través de “acuerdos amplios entre diferentes”. La marcha de Imaz pone de manifiesto la división en el partido nacionalista, acentuada sin duda tras la reciente aprobación por unanimidad de la declaración que propone la táctica a llevar a cabo la siguiente legislatura. Esta se basará en la reserva total del ejercicio de soberanía y la consecuencia más inmediata es la futura convocatoria de un referéndum que contradice la ley pero que cuenta con el apoyo del ex portavoz del máximo órgano de dirección del PNV y posible sucesor de Imaz, Iñigo Urkullu. Fue precisamente Imaz el único que estableció las condiciones de esa posible consulta: ausencia de violencia y respeto a todos los derechos humanos; unas condiciones que no parece tener en cuenta el actual lehendakari, Juan José Ibarretxe. De hecho, la ponencia dio pie a que el presidente vasco convocase para el próximo año una consulta, independientemente de la acción terrorista y sin capacidad legal para ello. Según la Ley “corresponde al Rey convocar a referéndum, mediante Real Decreto acordado en Consejo de Ministros y refrendado por su Presidente (LO 2/1980)”. De este modo, “el sector duro” del partido tomará de nuevo la riendas tras la marcha de Imaz con Urkullu a la cabeza. Éste, junto a Joseba Egibar y el propio Ibarretxe representan el sector más soberanista del PNV. De momento, los peneuvistas guardan silencio ante el anuncio de su presidente, sin embargo, desde el resto de partidos las reacciones se han sucedido durante los últimos días, aunque no siempre en la misma dirección. EL PSOE se lanza, por un lado, a ensalzar el perfil político de Imaz, del que destaca, por boca de su portavoz parlamentario, Diego López Garrido, su “solvencia e integridad”. ”Mala noticia para España” Desde el PP, los lamentos sobre la marcha se hacen más evidentes, sobre todo a través de su presidente, Mariano Rajoy, quien aseveró que, “pese a no coincidir en ideas” con el dirigente vasco, sí que considera “la gravedad de su pérdida, que podría afectar seriamente al país”. Rajoy destacó su total rechazo al deseo de convocar el referéndum que, si ya con Imaz se veía venir, ahora llega pisando fuerte tras la aprobación unánime de la declaración que lo legitima. No se trata de la primera vez que los radicales se imponen a los moderados en el seno del PNV. YA en 1985 la dimisión del entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea, tras la escisión interna de la que saldría Eusko Alkartasuna, es un claro ejemplo de ello. Asimismo, el final político de José Antonio Ardanza, lehendakari hasta el año 1999, evidencia a su vez la eventual victoria del sector más radical. Ardanza representaba el ala moderada del partido, y voló tras más de diez años de presidencia, sucedidos por la llegada de Juan José Ibarretxe, autor de afirmaciones tales como “el pueblo vasco ha de decidir, al margen de que exista o no ETA”, en relación con el referéndum que pretende convocar próximamente.