CUBA
El 54º Aniversario de la Revolución, sin Fidel
Por J.F. Lamata Molina
3 min
Internacional29-07-2007
Una vez más brilló por su ausencia . El dictador cubano, Fidel Castro, no pudo estar presente durante la conmemoración del 54 aniversario del Asalto al Cuartel de la Moncada (la primera fase de la revolución castrista) debido a su enfermedad y dejó la batuta en manos de su hermano Raúl Castro, actual jefe del Gobierno. El sucesor natural de Fidel realizó un discurso conmemorativo en el que reconoció que el país atraviesa “serios problemas”.
Una vez más brilló por su ausencia . El dictador cubano, Fidel Castro, no pudo estar presente durante la conmemoración del 54 aniversario del asalto al Cuartel de la Moncada (la primera fase de la revolución castrista) debido a su enfermedad y dejó la batuta en manos de su hermano Raúl Castro, actual jefe del Gobierno. El sucesor natural de Fidel realizó un discurso conmemorativo en el que reconoció que el país atraviesa “serios problemas”. Raúl Castro, en un pequeño guiño aperturista, aseguró que su país estaba dispuesto a mantener diálogos con potencias como Estados Unidos o la Unión Europea. Sin embargo, la Administración norteamericana respondió que “el diálogo que Castro debería hacer es con los propios cubanos” en alusión a unas hipotéticas elecciones. Es cierto, no obstante, que en Cuba no faltan personas que veneran a su “comandante” en un nivel de culto a la personalidad sólo equiparable al de los chinos por Mao. Se entiende si se tiene en cuenta que más del a mitad de la población no ha conocido a otro gobernante en su vida. Pero tampoco son ningún secreto los balseros que huyen a diario en dirección a Miami. La Revolución Corría el año 1953 cuando el joven y brillante doctor Fidel Castro planeó un inmaduro intento de golpe de estado en el cuartel de la Moncada contra la dictadura pro-americana del general Batista. Tras el fiasco y en el exilio, Castro se unió a guerrilleros de otras nacionalidades como Che Guevara, William Morgan y Gutiérrez Menoyo, todos ellos convencidos de la necesidad de revolución violenta iniciaron una guerra de guerrillas que terminó en enero de 1959 con el derrumbamiento de la dictadura de Batista. Aclamado por políticos de todas las ideologías, Castro fue nombrado jefe del Ejército por el nuevo presidente Urrutia y el primer ministro Miro Cardona. Castro aseguró entonces que no era comunista y que sería servidor de los nuevos gobernantes y que en poco tiempo se producirían elecciones libres. En julio la situación dio un giro cuando Castro declaró a Urrutia y a Miro Cardona “traidores” y los encarceló mientras él se convertía en nuevo jefe de gobierno y Raúl Castro en el jefe del Ejército. En 1960 el país rompía sus relaciones con España y un año después lo haria EEUU. Durante ese año los fusilamientos aumentan no sólo contra referentes del gobierno anterior sino contra revolucionaros que se oponían a Castro. El propio William Morgan sería fusilado por oponerse a Castro mientras que Gutiérrez Menoyo era encarcelado. Castro acabaría proclamando la República Comunista en Cuba bajo régimen de partido único del que él sería el máximo dirigente. Han pasado casi 50 años y los Castro siguen en el poder y, por supuesto, consideran su régimen perfectamente democrático aunque aún no se hayan celebrado las prometidas elecciones y con el privilegio de tener el mayor número de presos políticos del mundo. Pese a que parecía que quedaría aislado del mundo tras el hundimiento del comunismo internacional (1989-1991), Fidel Castro ha podido comprobar como le han surgido nuevos apoyos en estos últimos años como Evo Morales o el ideológicamente difícil de ser catalogado, Hugo Chávez, que le veneran por haber sabido aguantar al “imperialismo”. El mismo Chavez hablaba recientemente admirado de cómo Castro era capaz de dar órdenes a sus médicos mientras le operaban en un gesto cuanto menos pintoresco para el resto de países, para el mandamás venezolano era una prueba más de la fuerza del comandante.