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POLÍTICA

La actitud de ETA condicionará la estrategia de los dos grandes partidos

Por Antonio PérezTiempo de lectura3 min
España29-07-2007

El contrapuesto discurso de los socialistas y los populares en torno a la política antiterrorista mantenido prácticamente desde el inicio de la legislatura hace cualquier movimiento de la banda terrorista provoque tensiones entre el Gobierno y la oposición.

Los terroristas han vuelto a la carga. Las últimas detenciones, que han supuesto que ETA pierda a parte de su cúpula logística y la explosión de artefactos al paso del Tour de Francia en Navarra señalan la intención de la banda de dejarse notar en el “sprint” final de la legislatura y de hacer efectiva la ruptura oficial del alto el fuego permanente. La lucha antiterrorista y la postura adoptada por los dos grandes partidos ha sido un foco de enfrentamiento continuo entre el Gobierno de Zapatero y el Partido Popular presidido por Mariano Rajoy. El fin del denominado “proceso de paz” no sirvió para atenuar las críticas, tal y como evidenciaron los dos líderes en el último Debate sobre el Estado de la Nación. Desde la llegada de los socialistas a La Moncloa, el Ejecutivo de Zapatero se mantuvo dispuesto a un fin dialogado del terrorismo, para lo que el presidente del Gobierno contó con el aval del Congreso de los Diputados. De hecho, todos los partidos con la excepción del PP apoyaron la propuesta de Zapatero. Los populares, además de considerar que la negociación con los terroristas suponía lanzar el mensaje de la debilitación de Estado de Derecho, criticaron duramente la posición de Zapatero y promovieron diversas manifestaciones multitudinarias para dejar patente su falta de apoyo a la política del PSOE. Una vez finalizada la tregua, que saltó por los aires después del atentado en el aeropuerto de Barajas el pasado mes de diciembre, y fue confirmada después por ETA de manera oficial en el periódico Gara, los grandes partidos mantienen su distancia con respecto a la política antiterrorista, lo que propiciará que los movimientos de la banda terrorista tengan una importante repercusión en la agenda política española. El clima de crispación entre los socialistas y los populares en este asunto, ya puesto de manifiesto en el caso de Juana Chaos o con la petición de la entrega de actas de las reuniones entre el Gobierno y la banda exigidas por Rajoy en el último Debate sobre el Estado de la Nación, propicia que un eventual atentado vuelva a revisar y examinar la estrategia defendida tanto por el Ejecutivo socialista como por el PP en los últimos años. En este sentido, el PP considera que con la tregua el Gobierno regaló a la banda un “balón de oxígeno”, mientras que el PSOE dirigido por Zapatero justifica la actitud mantenida en las circunstancias en las que se dio el alto el fuego y aún cree posible un final del terrorismo si la banda entrega las armas. Del mismo modo, mientras el PP aboga por mantener la revisión del proceso y seguir criticando la política antiterrorista del Gobierno hasta el final de la legislatura, los socialistas defienden apartar las discusiones sobre terrorismo fuera de la arena electoral para preservar la unidad de los partidos democráticos frente a ETA. La actividad de la banda sigue enfrentando al PSOE y al PP Lo cierto es que cualquier actividad de la banda terrorista sigue enfrentando –y previsiblemente, así seguirá siendo a la vuelta de vacaciones- a los dos principales partidos, aunque en la última reunión mantenida entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición en La Moncloa ambos parecieron alcanzar un pacto al coincidir en un objetivo común: derrotar a ETA. En este sentido, ambas formaciones coinciden en el mismo fin, pero difieren sustancialmente –al menos públicamente- en los medios para alcanzarlo, unas diferencias que seguirán ostentando un lugar protagonista hasta el fin de la legislatura. Respecto al fin del alto el fuego permanente de ETA anunciado en 2004, el que fue portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, ha llegado a señalar en una entrevista al diario Gara que no se pudo concretar ningún acuerdo entre ETA y el Ejecutivo debido a la “falta de ambición” e “inmadurez” del Gobierno socialista. De hecho, afirma que el PSOE se escudó “permanentemente en las posiciones del PP” para mantenerse en posturas “inmovilistas” durante el proceso de paz.