PACTOS POSTELECTORALES
Navarra se debate entre el gobierno de unidad o la vuelta a las urnas
Por Enrique García García
2 min
España21-07-2007
Tras los intentos fallidos de formar una coalición de gobierno estable en Navarra y ante las dudas suscitadas sobre la actitud de Nafarroa Bai (NaBai) la única solución plausible parece ser un gobierno de concentración o arriesgarse a repetir las elecciones.
La coalición e Gobierno no ha sido posible de momento, y la situación comienza a ser disparatada. Intentado la sustitución definitiva del antiguo ejecutivo, se quiere probar el gobierno de concentración. La idea del gobierno de concentración viene de Unión del Pueblo Navarro (UPN) después de que hayan fallado las negociaciones para coaligarse con PSN. Los socialistas Navarros ya han cortejado para dar su apoyo a NaBai, a la que han tenido que abandonar, al parecer, por su actitud ambigua en diversos aspectos de importancia. También se les supone dispuestos a trabajar con UPN, pero la idea de la concentración es un proyecto que plantea dudas. Izquierda Unida (IU) es otro de los partidos que está más que dispuesto a sumar sus votos a los de PSN para garantizar la gobernabilidad, pero en este caso, desde una ejecutiva de izquierdas, y no precisamente de concentración. IU de Navarra consideró en un comunicado que sería un gran engaño político que el PSN pueda entregar el Gobierno a UPN y subrayó que si el cambio ha sido posible en Cataluña y Galicia, también es posible que Navarra sea gobernada por una alternativa de izquierdas y plural, que sea capaz de pararle los pies al régimen de la derecha. La disposición al Gobierno de concentración existe, y algunos líderes políticos ya han dado a entender que la idea de repetir las elecciones no les seduce. La mayor traba, es de suponerse, y quizá lo que se deriva de releer el comunicado de IU, es quién presidiría o sería la cabeza pensante de ese gobierno de convivencia. Si se llega a producir, y la marca del PP en la comunidad foral, UPN, entra en él, sería posiblemente el pacto de mayor envergadura en el que PP y PSOE se hayan embarcado juntos hasta la fecha, y también un experimento interesante sobre la capacidad de ambas formaciones para tolerarse en nombre del bien común.