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PAKISTÁN

Los enfrentamientos en la Mezquita Roja prueban al Gobierno paquistaní

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Internacional08-07-2007

El Gobierno del general Pervez Musharraf ha ido dando y ampliando ultimátum a los atrincherados para evitar una carnicería. Sin embargo, la situación se está complicando más de lo previsto y no parece que la solución dialogada sea posible.

Los islamistas le están volviendo a dar quebraderos de cabeza al presidente de Pakistán, Pervez Musharraf. Desde principios de la semana pasada, un grupo se encuentra amotinado en el interior de la Mezquita Roja de Islamabad, capital del país. Unos disturbios entre estudiantes y la Policía en las inmediaciones del templo provocaron la ira de los clérigos más fervorosos, que llamaron a la resistencia. Decenas de personas se atrincheraron dentro de la mezquita y amenazan con aguantar mucho tiempo pues disponen de armas y de alimentos. Las Fuerzas de Seguridad mantienen rodeado el recinto y esporádicamente se producen tiroteos y escaramuzas que, al menos, han causado una veintena de muertos y numerosos heridos. Musharraf, para evitar el derramamiento de sangre, ha ido ampliado los ultimátum dados y ha pedido a los rebeldes que depongan su actitud y se entreguen. Algunos estudiantes –la Mequita Roja es también una escuela coránica- así lo han hecho e incluso uno de los líderes sublevados lo intentó disfrazado con un burka y haciéndose pasar por una mujer, pero fue arrestado. Aun así todavía quedan decenas de personas en el interior del edificio y las autoridades creen que aunque muchos comparten la causa de los radicales, otros pueden ser rehenes. Pervez Musharraf es consciente de que una solución pacífica es cada vez menos probable y ha advertido a los atrincherados de que el tiempo se acaba. El Ejército se está preparando para lanzar un asalto que podría ser muy cruento por las muchas personas que hay en la mezquita y por la agresividad de los islamistas. La Mezquita Roja se ha convertido desde hace meses en centro de reunión de radicales que intentan imponer la ley islámica a la población civil así como provocar al Gobierno paquistaní con secuestros y amenazas. Uno de sus últimos logros fue presionar hasta conseguir, el pasado mayo, que una ministra dimitiera por abrazar en público a un hombre.