LIBERTAD DURADERA
La ONU presiona en Bonn para que se logre un acuerdo definitivo
Portavoz del anterior Gobierno de Afganistán, controlado por los talibán
Por Vicente García Gandía1 min
Internacional02-12-2001
La ONU trata de convencer a los representantes de las facciones desplazadas hasta Bonn de la necesidad de llegar a un acuerdo. Sin embargo, las conversaciones se paralizaron el pasado viernes cuando el presidente afgano, Rabbani, no aprobó desde Kabul la lista de candidatos al gobierno de transición presentada por su grupo.
En este sentido, excepto la Alianza del Norte, el resto de delegaciones (el Grupo de Chipre, el de Peshawar y el de Roma) tenían ya decididos sus candidatos a los órganos de gobierno que administrarán el país afgano hasta la primavera. Además, mientras fuentes diplomáticas aseguraron el pasado sábado que ni el ex rey Zahir Shah ni Rabbani encabezarían este gabinete de transición, un representante de este rey afirmó que Zahir Shah va a ser con toda probabilidad el nuevo jefe del Estado, según un acuerdo alcanzado por las cuatro delegaciones. Pero aclaró que asumirá este puesto como presidente y no como monarca. En cualquier caso, antes de que alguien asuma la jefatura del Estado la próxima primavera, el Consejo de Seguridad de la ONU tendrá que ejecutar dos resoluciones: la primera será abolir el actual Estado islámico, puesto que el Gobierno talibán nunca consiguió el reconocimiento internacional; y, en segundo lugar, posibilitar el despliegue de una fuerza internacional de paz. Respecto a esta última cuestión, las facciones reunidas en la Conferencia interafgana no llegaron a un entendimiento claro y fuentes cercanas a las conversaciones aseguran que el texto final de Bonn sólo tiene una referencia general al asunto y no establece la formación de esa fuerza, que EE.UU. calificó de “prematura” la semana pasada. Tras el acuerdo de Bonn que establece las líneas maestras de la transición hasta la primavera del 2002, se reunirá la Loya Jirga (asamblea tradicional afgana) que establecerá un Gobierno que, durante dos años, se encargará fundamentalmente de redactar una Constitución democrática. El proceso terminará con la celebración de elecciones libres.