ELECCIONES VASCAS
Se desvanecen las posibilidades de un debate electoral en el País Vasco
Por Beatriz de Lucas Luengo1 min
España06-05-2001
Las fuerzas políticas vascas no quieren quedarse al margen de un posible debate electoral, máxima manifestación dialéctica de la democracia. Por eso, el Partido Socialista Vasco (PSE) ha presentado un recurso "preventivo" ante la Junta Electoral vasca para que anule el que pudiera tener lugar, exclusivamente, entre populares y nacionalistas.
Juan José Ibarretxe lanzó el órdago del debate y dio terminado, por tanto, "el recreo" electoral. El candidato popular, Jaime Mayor Oreja, coherente con la línea seguida hasta ahora, y enmendando su respuesta afirmativa inicial, ha decidido que o los socialistas participan o protagonizan un debate paralelo. Desde el PP se prefiere sacrificar unos cuantos votos que la posibilidad de pactar, después del 13 de mayo, con la formación que lidera Nicolás Redondo Terreros. Ibarretxe ha respondido que Mayor Oreja se ha "arrugado" y que "deberá explicar por qué" ha cambiado de idea. El resto de partidos no ha permanecido ajeno a la controversia suscitada por este envite. El líder de Izquierda Unida-Ezker Batua (IU-EB), Javier Madrazo, sostiene que "un debate, para ser democrático, tiene que estar abierto a todas las fuerzas democráticas" y que "Ibarretxe no tiene ninguna credibilidad para defender un diálogo multipartito". Para el candidato de Euskal Herritarrok (EH), Arnaldo Otegi "el debate no es Ibarretxe o Mayor, sino Estatuto y Constitución frente a soberanía para el País Vasco". La posibilidad de un pacto entre EH y PNV-EA -algo en lo que insiste Otegi, por los objetivos soberanistas de estas formaciones- ha sido rechazada por Ibarretxe, convencido de que nunca ha gobernado ni gobernará "ni directa ni indirectamente" con quienes condenan la violencia. La afirmación del candidato peneuvista no ha sentado bien en EH, desde donde se le ha recordado que su investidura y varios proyectos salieron adelante gracias a su apoyo. Tanto el debate como una posible alianza postelectoral entre fuerzas independentistas parecen quedar congeladas, en espera de vientos más cálidos.