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NAVARRA

La reivindicación de Navarra tensó las cuerdas entre el Gobierno y ETA

Por Antonio PérezTiempo de lectura3 min
España18-03-2007

Aunque en un principio la posible incorporación de Navarra al País Vasco no fue una reivindicación ni de ETA ni de Batasuna al anunciar el alto el fuego, durante el proceso de paz la izquierda abertzale puso como exigencia una consulta popular para dejar las puertas abiertas a una futura anexión. Algo a lo que siempre se ha opuesto la UPN, que gobierna en la actualidad con mayoría absoluta, y que podría verse desbancada del poder en las próximas elecciones.

Navarra tradicionalmente ha sido una conocida reivindicación de los nacionalistas vascos, que la consideran como una pieza fundamental, “el alma” de la construcción de su pueblo. Sin embargo, en el último anuncio del alto el fuego de ETA, la comunidad foral quedó relegada a un segundo plano, ya que la consecución de la paz y el establecimiento de una mesa de partidos se consideraban entonces más urgentes. A pesar de estar alejada del debate político los primeros meses que duró el alto el fuego, Batasuna la puso en el centro de todas las dianas después de anunciar como exigencia irrenunciable para llegar a acuerdos que el pueblo navarro decidiese sobre su futuro y que sus representantes formaran parte también de los diálogos entre las fuerzas políticas del País Vasco para encontrar una solución al conflicto. Las cuerdas se tensaron, ante la creciente ola de peticiones por parte de la izquierda abertzale para sentarse a negociar y por la inquietud que se transmitió a buena parte de los ciudadanos y de la Opinión Pública, que no sabían dónde estaban los límites de las supuestas negociaciones. Esto ocurrió el pasado mes de septiembre, tras la ralentización de las negociaciones en verano, y dentro de las constantes críticas lanzadas desde Batasuna al Gobierno y al PSOE, a los que responsabilizaban de la falta de acuerdos. La negativa tanto del Partido Nacionalista Vasco (PNV) como del Partido Socialista de Euskadi (PSE) a crear un organismo legislativo común para el País Vasco y Navarra hizo que Batasuna se alejara aún más de los puntos de encuentro comunes y que las relaciones se enturbiaran. El distanciamiento inicial por la negativa del Gobierno a incluir a Navarra entre las pretensiones de Batasuna se tornó, finalmente, en la ruptura del alto el fuego por parte de la banda terrorista ETA el pasado mes de diciembre en el aeropuerto de Barajas (Madrid), que costó la vida de dos ciudadanos ecuatorianos. A pesar de que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero ha mostrado públicamente que Navarra no formó ni formará parte de ningún tipo de negociación con la izquierda abertzale, e incluso de que los socialistas navarros afirmaran públicamente en los últimos días que nunca apoyarán la anexión de Navarra al País Vasco, desde la oposición consideran que esa anexión podría convertirse en realidad. Batasuna, en este sentido, ha seguido reivindicando como legítimo una autonomía política que englobe al País Vasco y a Navarra, un extremo que ha vuelto a ser rechazado por las principales fuerzas políticas. PSN y Nafarroa Bai podrían desbancar a UPN Por otro lado, el Gobierno de Navarra, de la Unión del Pueblo Navarro (UPN), la marca política del PP en la comunidad foral, y su presidente, Miguel Sanz, han defendido que Navarra no sirva como una moneda de cambio para las negociaciones entre el Ejecutivo central y la banda terrorista. Sanz ha contado con el respaldo del PP nacional, tanto en su interpretación sobre la posibilidad de que Navarra se anexionara al País Vasco como en sus críticas a Rodríguez Zapatero por su gestión. En cualquier caso, la UPN podría no revalidar la mayoría absoluta que le ha permitido gobernar la comunidad durante diez años. En las últimas elecciones obtuvo 23 escaños y, con los otros cuatro de Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN), han gobernado con mayoría absoluta, algo que podría no mantenerse a partir del próximo mes de mayo. El resto de fuerzas políticas, en la actualidad, también tienen 23 escaños y, si el voto varía –algo viable debido la década que UPN lleva en el poder- a favor de los socialistas, podrían alcanzar la presidencia de Navarra si cuentan con el apoyo de Nafarroa Bai. Este hecho, junto con la cercanía de las elecciones ha podido favorecer que el actual clima de crispación entre los dos grandes partidos en el panorama político nacional se traslade, de manera singular, al caballo de batalla representado por la comunidad navarra.