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RALLY DAKAR

Regreso a la esencia del Dakar: menos tecnología y más compañerismo

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura2 min
Deportes06-01-2007

Las innovaciones tecnológicas y la profesionalización de los competidores llevan años aumentando las diferencias entre los pilotos con vehículo oficial y los aficionados. Por ello, los organizadores se han esforzado en reducir las diferencias entre ricos y pobres y en recuperar los valores esenciales de la prueba para favorecer el espectáculo. Las órdenes son claras: menos apoyos técnicos y más ayuda entre compañeros.

Como en los últimos años, los organizadores del Dakar, intentan agradar a los fieles amantes del rally con un retorno a sus valores iniciales. Para intentar devolverle la emoción y hacer la carrera más imprevisible, vuelven a reducirse las ayudas tecnológicas. El sistema de navegación GPS, ya no mostrará la trayectoria ideal ni las desviaciones de rumbo. Además, la pantalla sólo mostrará los puntos de control obligatorios cuando el piloto se encuentre en un radio de tres kilómetros. Ahora, como antaño, el GPS servirá poco más que como una simple brújula por la que orientarse. Para que nadie se vea tentado a hacer trampas, el navegador lleva un código de desbloqueo, que de utilizarse –por ejemplo, en caso de que un piloto se pierda– conllevaría una sanción, e incluso la expulsión en los casos más graves. Con esto, la organización pretende reducir las diferencias entre los pilotos profesionales y los amateur. Con el mismo objetivo de aumentar el espectáculo y la igualdad, la organización ha impuesto variaciones en el propio recorrido y el la forma de competición. Así, podrán disputarse hasta dos etapas sin vehículos de asistencia. Sólo estará permitida la ayuda entre los propios competidores. Una iniciativa que, aparte de reducir todavía más la ventaja de los pilotos profesionales, pretende recuperar la esencia más profunda del rally. El regreso de la carrera a Tombuctú (Malí), perseguía igualmente ese espíritu, aunque la situación de conflicto que se vive en la zona finalmente ha impedido la vuelta a una ciudad que es Patrimonio Mundial. Con el fin de aumentar la motivación de los competidores, en especial de los motoristas, ha aumentado la prima por ganar para las motos de menos de 450 cc. Además, el número de categorías para vehículos de dos ruedas se queda en dos. De igual modo, los organizadores cuidan tanto el aspecto de la seguridad -en una carrera mortal con tanta frecuencia- como el propiamente deportivo. La velocidad en las etapas más rápidas se ha reducido a 160 kilómetros por hora. De esta manera, se quiere acabar de una vez por todas con la gran lacra del Dakar. El año pasado hubo que lamentar un fallecido, el motorista Andy Caldecott, mientras el anterior perecieron cinco personas.