ESTADOS UNIDOS
Los demócratas aíslan a Bush al tomar el control del Congreso y el Senado
Por Miguel Martorell2 min
Internacional12-11-2006
Han sido las elecciones legislativas con mayor participación desde 1982 con un porcentaje del 40,4 por ciento de votos, de los cuales, 31,7 millones de papeletas fueron a manos de los demócratas.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y su partido republicano, con 29,9 millones de votos, han perdido el control del Congreso y del Senado, lo que complicará los dos últimos años de mandato de la actual Administración de Washington. Las políticas de inmigración, la “guerra contra el terror”, pero, sobre todo, Iraq, han pasado factura. Los problemas e irregularidades en las jornadas electorales de EE.UU. se están convirtiendo en una tradición a tener en cuenta en el futuro. El sistema de voto electrónico, que utilizaron un 80 por ciento de los electores, no deja de dar problemas y levanta sospechas con cada nuevo fallo. Pese a que cada una de esas modernas máquinas está valorada en torno a los 5.000 dólares, lo cierto es que en algunos lugares tuvieron que ser suplantadas por las tradicionales papeletas, previa decisión de un juez. Sin embargo, las nuevas tecnologías también sirven para velar por unas elecciones limpias: los blogs en EE.UU. se han convertido en los nuevos guardianes de la democracia, desde donde han salido algunas de las principales denuncias de irregularidades. Con todo lo anterior, es de extrañar que no se hayan producido impugnaciones de votos y que los republicanos hayan aceptado el resultado de las elecciones, en las que los demócratas les han arrebatado el control de la Cámara de Representantes y el Senado, por primera vez en 12 años de supremacía republicana. También como un clásico de las elecciones de EE.UU. el resultado definitivo de los sillones del Senado se alargó un día más, con dos estados, Montana y Virginia, pendientes del recuento y decisivos para ambos partidos. Sin embargo, antes de conocerse los resultados, los demócratas ya proclamaban su victoria: "el pueblo estadounidense votó hoy por el cambio, para que conduzcamos al país en una nueva dirección". Así se pronunció la demócrata Nancy Pelosi, la que será la primera mujer presidenta del Congreso de Estados Unidos y una de esas personas con las que Bush no acaba de congeniar. No obstante, el presidente va a tener que colaborar con ella y su partido si quiere acabar la legislatura sin ver bloqueadas todas y cada una de sus iniciativas. Los próximos dos años se auguran de dura batalla política en ambas cámaras, dados los ajustados resultados obtenidos por demócratas y republicanos en Congreso y Senado. Será especialmente dura en la segunda cámara, donde los partidos han empatado a 49 escaños y, en caso de empate en las votaciones, el vicepresidente Dick Cheney, presidente de la Cámara, decidirá. Los principales medios estadounidenses coinciden en otorgar la victoria de los demócratas a la pésima gestión de Iraq de la Administración Bush. Sin embargo, hay que tener en cuenta la fuerza del voto latino, afroamericano y chino en Estados Unidos, que se ha declinado con amplitud hacia los demócratas y ha pasado factura a la última decisión de Bush antes de las elecciones: la construcción del muro en la frontera con México.