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NICARAGUA

Los sandinistas de Ortega vuelven al poder nicaragüense

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura3 min
Internacional10-11-2006

Las elecciones en Nicaragua, que se caracterizaron por un lento recuento y una elevada abstención, confirmaron lo que se esperaba: el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) obtenía la victoria con 854.316 votos -el 38 por ciento-, convirtiendo a su candidato, Daniel Ortega, en presidente electo del país.

Éste es el segundo caso en que un ex dictador regresa al poder por vía democrática. En 1997, el general Hugo Banzer, viejo aliado de Pinochet y Videla, dio la campanada al ganar las elecciones en Bolivia, país que gobernó hasta 2001. Ahora Daniel Ortega, el viejo aliado de Fidel Castro y de la URSS recupera el poder en Nicaragua. No tendrá necesidad de esperar a la segunda vuelta ya que, aunque no ha llegado al teórico límite necesario, el 40 por ciento, una reforma electoral aprobada el año pasado permite la victoria con más de un 35 por ciento, siempre y cuando le saque un mínimo de cinco puntos a su inmediato rival. En este caso, Eduardo Montealegre, el candidato preferido por Washington, obtuvo 650.879 votos -el 29 por ciento-. Mucho más discretos fueron los inmediatos seguidores: José Rizo -candidato apoyado por el actual presidente Bolaños- se quedó con el 26 por ciento; un seis por ciento del electorado optó por apoyar a Edmundo Jarquín, viejo camarada de Ortega ahora enfrentado a él. El último candidato, el golpista “Comandante Cero”, Edén Pastora, era barrido del mapa electoral al no llegar ni al uno por ciento de votos. Daniel Ortega, del comunismo al bolivarismo La caída del dictador pro americano Anastasio Somoza (el cuarto mandatario de la dinastía familiar) acelerada por el asesinato del opositor Pedro Chamorro, supuso la llegada al poder en 1979 de los sandinistas, que formaron una junta de gobierno de cinco miembros que tomó el poder. Daniel Ortega era su coordinador, la junta representaba, teóricamente, a todos los partidos, sin embargo pronto quedó claro que los sandinistas copaban todo el poder en el Gobierno y en el Ejército. Al año, Violeta Chamorro (viuda de Pedro) y Alfonso Robelo, los únicos miembros no sandinistas de la junta dimitieron denunciando la “dictadura comunista encubierta de Daniel Ortega”. El entonces presidente de EE.UU., Ronald Reagan, combatió abiertamente a Ortega financiado a los terroristas de La Contra y decretando un embargo comercial contra Nicaragua. En 1985 Daniel Ortega puso fin a la junta de gobierno y asumió la presidencia del país tras ganar unas elecciones de dudosa legalidad. El pro sovietismo del régimen de Ortega llegó a su cenit al ingresar Nicaragua en el COMECON -la alianza económica de los países comunistas del Pacto de Varsovia- siendo, junto con Cuba, el único país latinoamericano presente en aquella sociedad. En 1989 se produjo el desplome de todos los regímenes comunistas y la ola llegó hasta Nicaragua, donde Ortega perdió el poder en las elecciones de 1990. Fracasadas sus intentonas en los comicios siguientes, Daniel Ortega llega a la Presidencia tras haberse “reformado” -como él mismo afirma-, convertido al catolicismo, tras haber pactado con el ex presidente Arnaldo Alemán -derechista condenado por corrupción- y sobretodo tras haber cambiado su seguidismo a Moscú por seguidismo a Caracas. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, felicitó a Ortega diciendo: “estamos muy felices aquí, estamos muy orgullosos de ti [por Ortega] ahora se unen como nunca antes, la revolución sandinista y la revolución bolivariana a construir el futuro, el socialismo”. A lo que Daniel Ortega contestó: “estamos iniciando una nueva historia, usted nos enseña el camino".