ORIENTE PRÓXIMO
El ataque de un ‘comando’ palestino pone en marcha la maquinaria de guerra
Por Salva Martínez Más
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Internacional02-07-2006
El comando palestino, formado por ocho miembros de tres milicias, los Comités de Resistencia Popular, el ejército del Islam y el brazo armado de Hamas, las Brigadas Ezzedine Al Qassam, realizó un túnel durante semanas que les permitió atacar por la retaguardia a las tropas israelíes del puesto fronterizo con Egipto en el que se encontraban. En la acción, dos militares israelíes murieron y cuatro resultaron heridos, entre ellos, Gilad Shalit, quien fue secuestrado en una violación de los principios fundamentales del Derecho Internacional según Amnistía Internacional.
Este ataque sirvió a los grupos que lo perpetraron para vengar el asesinato extrajudicial cometido por el Ejército israelí del líder de los Comités de Resistencia Popular, Ramal Abu Samahdana, y para solicitar un trueque consistente en la liberación de presos palestinos a cambio de Gilad Shalit. Sin embargo, más que movilizar a la diplomacia israelí, el ataque y secuestro contra los militares ha puesto en marcha la maquinaria de guerra de Israel. Además, ha violentado más que nunca a la Administración Olmert contra Hamas, el partido que lidera el Gobierno palestino y cuyo brazo armado es responsable de parte de los peores ataques contra civiles y militares israelíes. En la acción de hace dos domingos “Hamas está implicado de la cabeza a los píes”, según aseguraba el jefe militar israelí, Dan Halutz, el mismo día del choque entre militantes y soldados israelíes. Las declaraciones de Halutz confirman la concepción sin matices de Hamas que tiene el Ejecutivo de Israel. Por esta razón, para Tel Aviv no es relevante que el propio portavoz del Gobierno palestino, el miembro de Hamas, Ghazi Hamad, haya instado a quienes tienen secuestrado al soldado israelí a que “protejan su vida y lo traten bien”. El acuerdo alcanzado el jueves pasado entre Fatah, partido del presidente palestino, Mahmud Abbas, y Hamas sobre un documento que implica el reconocimiento no explícito del Estado de Israel, tampoco es un signo de un posible diálogo entre palestinos e israelíes según el Gabinete de Ehud Olmert, primer ministro israelí. Éste prefiere prestar atención, sobre todo, a las palabras de otros portavoces del movimiento de resistencia islámica. Como las de Mushir al Masri, quien calificaba la operación del comando palestino como una “respuesta natural a los crímenes sionistas”. De ahí la lógica de confrontación puesta en marcha por el Gobierno israelí, hecho que tiene lugar al tiempo que la Comunidad Internacional permanece en la impavidez. A finales de la semana pasada, la oposición de Estados Unidos a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU impidió que el órgano que vela por la seguridad mundial se pronunciara sobre la escalada de violencia en Oriente Próximo.