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ESCUDO ANTIMISILES

China condena el escudo antimisiles y afirma que destruye el equilibrio internacional

Por Mariella GoliaTiempo de lectura1 min
Internacional05-05-2001

Pekín advirtió, el pasado jueves, de que una modificación o derogación del Tratado ABM supondría el riesgo de una nueva carrera armamentística y estimularía la proliferación de armas de destrucción masiva. El portavoz del ministro de Exteriores, Zhu Bangzao, afirmó que "el Tratado ABM es la piedra angular para salvaguardar un equilibrio y una estabilidad estratégica global".

El accidente del avión espía, la venta de armas a Taiwán y el pasado martes la propuesta estadounidense de construir un escudo antimisiles han deteriorado aún más las ya tensas relaciones entre EE.UU. y China. De nada han servido las palabras del presidente estadounidense, George W. Bush, en la Universidad Nacional de Defensa donde anunciaba que Rusia y China ya no son amenazas para Estados Unidos pero sí el que "la tecnología para construir misiles de largo alcance esté en manos de países irresponsables". Bush es consciente de que el escudo antimisiles (NMD) viola la prohibición de construir sistemas de defensas nacionales como recoge el Tratado ABM (1972), pero afirmó que el Tratado "no reconoce el presente y no satisface las necesidades actuales de paz". Mientras China se opone a la construcción del escudo antimisiles, la Unión Europea se muestra prudente. La prudencia de la Unión Europea responde a la preocupación de una reacción automática de Rusia y de otros países como Irak o Corea del Norte al escudo antimisiles estadounidense. Esto provocaría un aumento de la tensión en Europa y el peligro de que en esos países se produzca, como denunciaba China, una carrera armamentística de efectos incontrolables. Aunque Rusia se opone a revisar el Tratado ABM al considerarlo piedra angular de la disuasión nuclear que ha evitado el estallido de una guerra atómica, evitó criticar el anuncio sobre la construcción del escudo antimisil estadounidense y se mostró dispuesta a dialogar con Washington. Moscú interpretó la conversación telefónica entre Bush y Vladímir Putin como un intento de EE.UU. de "no tomar decisiones unilaterales".