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ESTATUTO CATALÁN

El ultimátum del presidente salva la reforma

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
España22-01-2006

Estrategia política, pura estrategia. Este es el resumen de siete días repletos de negociaciones sobre la reforma del Estatuto de Cataluña. No sólo es importante el texto. En política, especialmente, lo más importante es rentabilizar cada paso. Y a eso se están dedicando, más que ninguna otra cosa, los dirigentes de PSOE, CiU, ERC, PSC e ICV.

Tras cuatro días de conversaciones multilaterales, Zapatero dio un ultimátum a los partidos catalanes el pasado jueves. El encargado de transmitirlo fue el portavoz del PSOE en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba. Sin embargo, el puñetazo encima de la mesa sirvió de poco. Inmediamente, tanto CiU como ERC advirtieron al Gobierno de que no admitían presiones de ninguna clase. Los avances en materia de inmigración, transportes e infraestructuras apenas contentaron a nacionalistas e independentistas. Unos y otros tienen el objetivo marcado en el sistema de financiación y la definición política de Cataluña, respectivamente. Por eso, sin resolver el problema, sus líderes se marcharon a La Moncloa para negociar en persona con Zapatero. Dicho y hecho. Nada mejor que una foto en La Moncloa para sacar el máximo partido a las conversaciones sobre el estatuto. Por eso, Artur Mas y Josep Lluis Carod-Rovira quisieron escenificar con Zapatero un acuerdo que nunca acaba de llegar. Los dos partidos mantienen una pugna por colgarse la medalla de la reforma: si ERC logra introducir el término "nación" en el preámbulo, CiU reclama una mejor financiación; y cuando Artur Mas consigue un aumento de los ingresos de Cataluña, Carod-Rovira exige casi la autodeterminación. A año y medio de las elecciones autonómicas, ambos partidos mantienen una intensa lucha por el voto a través del estatuto. Los líderes de CiU y ERC salieron contentos, pero reivindicativos, de la entrevista con Zapatero mientras el Gobierno comienza a vislumbrar el final del túnel en el que se ha convertido la reforma del estatuto para los socialistas. El único que hasta ahora se frotaba las manos era el Partido Popular, que no ha participado en las conversaciones. Mariano Rajoy considera que el estatuto es "malo para los catalanes" y arremete contra Zapatero por convertirse "en un caldo de cultivo excelente para el nacionalismo". Aunque todavía no hay acuerdo, parece próximo. Sin embargo, el proceso que resta es muy largo. Primero habrá que plasmarlo por escrito en el Congreso y conseguir su aprobación en las Cortes Generales. Luego deberá volver a Cataluña, aprobarse en el parlamento autonómico y ser ratificado en referéndum por los ciudadanos de esta comunidad.