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FÚTBOL

Salamanca, Córdoba, Terrasa y Pontevedra, a Segunda B

Por Marta G. CalderónTiempo de lectura3 min
Deportes19-06-2005

El ocaso de un equipo que hace seis temporadas estaba en Primera, el Salamanca; el coraje de un modesto que no pudo conseguir el que hubiera sido el premio a su tesón, el Pontevedra; el fiasco de un proyecto que prometía más con un entrenador que apostaba por el juego vistoso en una categoría durísima, el Terrassa, y la lucha infructuosa por levantar un pésimo comienzo, como le sucedió al Córdoba. Tal es el saldo de víctimas que se ha cobrado la temporada en Segunda División.

Salamanca Después de seis temporadas en Segunda División, el regreso a Primera no ha sido sólo una quimera, sino que se antoja utópico. El Salamanca empezó la temporada con Felipe Miñambres en el banquillo, pero las dudas sobre su continuidad -hasta la llegada definitiva de Andoni Goicoechea a tres meses del final de la temporada- reflejaron la endeblez y la irregularidad del juego del equipo. Las derrotas en El Helmántico, la última de ellas contra el Ciudad de Murcia, fueron decisivas para confirmar el descenso. El club queda abocado a un nuevo período de transición, toda vez que la renovación de la plantilla, con bastantes jugadores formados en la cantera, ha repercutido negativamente: a pesar de una razonable capacidad goleadora, el Salamanca ha sido uno de los equipos más goleados de la Liga: 59 goles. Córdoba La del equipo verdiblanco ha sido una temporada marcada por un pésimo comienzo -seis puntos en 19 jornadas-, en el que toda la campaña ha sido una lucha agónica por intentar eludir el descenso. Después de tres cambios de entrenador, la llegada de Juan Carlos Rodríguez permitió al equipo de El Arcángel sumar 22 puntos en 19 jornadas, que dieron esperanzas a un equipo que había llegado a estar casi condenado, pero en las cinco últimas jornadas tan sólo consiguieron una victoria. La fragilidad del conjunto cordobés queda plasmada en que ha conseguido prácticamente los mismos puntos lejos de su estadio que en él: de todo punto insuficiente. Terrassa El conjunto catalán comenzó la temporada ilusionado con el proyecto que encabezaba Juan Manuel Lillo, considerado en su día como el nuevo Valdano por su gusto por el juego ofensivo y de toque. Sin embargo, en una categoría tan dura como la Segunda, los egarenses carecieron de contundencia -sobre todo en defensa- y se vieron obligados a poner al frente de la plantilla a Pepe Delgado. Así, los catalanes -el equipo más goleado de la categoría- mantuvieron, pese a todo, sus opciones de salvarse hasta la penúltima jornada. Sin embargo, pese a que se mostraron algo más fuertes en el Olímpic, donde han cosechado la mayor parte de sus puntos, tan sólo han conseguido una victoria a domicilio en toda la temporada. Pontevedra El conjunto gallego, recién ascendido, tenía ilusión, pero su condición de modesto le pesó con una larga racha de derrotas, mediada la temporada, de la que el conjunto entrenado por Alberto Argibay no se pudo sobreponer, pese a algunas goleadas y victorias llamativas, como la que consiguió contra el Celta. Lo cierto es que la plantilla mostró sus limitaciones y la llegada del fichaje estrella del mercado invernal, Manuel Canabal, no supuso ninguna mejora, pues el espigado delantero se tuvo que retirar del fútbol por una dolencia crónica en una de sus rodillas. Poco más se le podía exigir a un conjunto que, pese a batirse por no ser el farolillo rojo, lo hizo con dignidad y mostró una leve mejora con respecto a otros equipos de los que se esperaba más.