MANIFESTACIÓN EN MADRID
"¡Que bote la familia!"
Por Alejandra Linares-Rivas3 min
Sociedad18-06-2005
Bajo un sol de justicia, el asfalto madrileño desprende calor. Algunos buscan un resquicio de sombra en los bulevares de la Castellana; otros se refugian en los abarrotados bares de los alrededores. Apuran los últimos sorbos de bebida fría para enfrentar una tarde que se presagia larga. Son las 16:00 y esperan su turno para defender que "la Familia sí importa".
Las colas para el cuarto de baño se salen por la puerta de las cafeterías y restaurantes. Entretanto, quienes las guardan intercambian opiniones sobre las políticas sociales del Gobierno. A pesar de expresar su desacuerdo, demuestran cierto optimismo para el futuro. Al sentirse rodeada de gente que piensa como ella, una andaluza comenta: "La tarde promete; hoy nos van a oír". Como si de una verbena veraniega se tratara, familias al completo se acercan a la plaza de la Cibeles. Desde los abuelos hasta los nietos. Vienen de todas partes: Valencia, Murcia, Aragón, León, Galicia, Sevilla. Hay incluso portorriqueños, mejicanos, estadounidenses, alemanes, franceses. Todos, botella de agua en una mano y pancarta en la otra, están dispuestos a gritar lo que haga falta para luchar por lo que consideran "esperanza y futuro de la sociedad": la familia. Entre los sombreros mariachis y las gorras emergen globos de colores que rezan "por el derecho a una madre y un padre; por la libertad". También carteles que argumentan "los hijos no son un derecho, son un don" o "defendemos la familia porque somos socialistas". Otros optan por lemas más imaginativos: "Pan, 1 euro. Oro, 1.000 euros. Papá y mamá: no tiene precio". AMBIENTE FESTIVO Los turistas extranjeros que pasean por el Madrid de los Austrias contemplan asombrados la algarabía. De no entender español pensarán que se celebra una fiesta local. O podría tratarse de los teloneros de Carlinhos Brown, con tanto cántico al ritmo de tambores y silbatos. Son las 18:00. Por fin comienza la marcha hacia la Puerta del Sol. Al son de los típicos pasacalles falleros, un grupo de valencianos corean y bailan "la familia camina palante, el Zerolo camina patrás". El partido de Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIN) canta una adaptación reivindicativa de Tengo una vaca lechera y El tractor amarillo. Más cerca de la cabecera proliferan los vítores "¡que bote la familia!" y "luego diréis que somos cinco o seis", en alusión a las previsibles discrepancias en cuanto a la concurrencia a la manifestación. Cada intento de avanzar más rápido que la multitud se traduce en tropezón con un cochecito de bebé, o en atropello de un niño pequeño, oculto entre las piernas de los mayores. El ambiente se anima todavía más cuando empieza a oírse música de moda por los altavoces, como el No es lo mismo, de Alejandro Sanz, con letra muy acorde a los fines perseguidos. La concejala de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, ha acudido al evento con parte de su familia. Los motivos que expresa para asistir a la manifestación reflejan lo que muchas personas inscribieron en sus carteles: "La gente no ha salido a la calle en contra de nadie, sino a favor de la familia formada por un hombre y una mujer, que es donde se demuestra que la sociedad avanza. Y todo esto, además, en un ambiente festivo". WE ARE THE CHAMPIONS La cabecera entra en la Puerta del Sol. Muchos, acalorados, miran con envidia al cielo: quién pudiera ser el confeti de colores, impulsado por un enorme ventilador. En la calle de la Montera, una veintena de jóvenes siguen el acto subidos a los andamios de un edificio en obras. De pronto, unos enormes globos de helio irrumpen en la plaza y son colocados detrás del escenario. Colgando de ellos, un gigantesco cartel de tela de 1.200 metros cuadrados anuncia "la familia". Acto seguido, una pareja recién casada, ambos todavía vestidos de novios, sorprenden a los organizadores al subir al escenario y apoyar la causa. Tras la aplaudida lectura del manifiesto por la periodista Cristina López Schlichting, y la intervención de numerosas organizaciones familiares, los manifestantes emprenden la retirada al son de We are the champions.