ORIENTE PRÓXIMO
La Comunidad Internacional da nuevos pasos en el proceso de paz
Por Berta Pardal1 min
Internacional29-05-2005
El primer ministro canadiense, Paul Martin, manifestó su intención de mantener el compromiso con el proceso de paz en Oriente Próximo el pasado jueves. Martin aprovechó la visita oficial a Toronto del presidente palestino, Mahmud Abbas, para anunciar una nueva ayuda al pueblo palestino que asciende a los 9,5 millones de dólares (cerca de 7,6 millones de euros). El presidente estadounidense, George W. Bush, había prometido a Abbas en Washington otra ayuda de casi 40 millones de dólares.
El frente en Líbano no termina de cerrarse. El pueblo de Bikfaya, cuna de Pierre Gemayel, recuperó el sábado la estatua del líder de la Falange en un acto que le ha costado la vida a la que se ha convertido en la primera víctima libanesa en el periodo postsirio que comenzó con la desocupación de las tropas del territorio libanés. Con el conflicto entre los dos pueblos, el cristiano maronita de Gemayer y la aldea ortodoxa de Dhur Chueir, se simboliza el frágil proceso de paz libanés. Una situación que hace que aflore el planteamiento sobre si en realidad ha cambiado algo desde el origen del conflicto en la década de los 70. La semana pasada fue de viajes y visitas para Oriente Próximo. Hasta allí fue el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos. El miércoles pasado afirmaba que existe un “momento histórico de reconciliación” entre israelíes y palestinos y mostró un “sentimiento de esperanza” por los últimos pasos que se están dando en la región y animaba a los responsables políticos para que hagan un “esfuerzo último” por alcanzar una solución al conflicto. La primera dama de Estados Unidos, Laura Bush, fue recibida con protestas en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, donde se produjo una de las Intifadas. Los guardaespaldas y las Fuerzas de Seguridad israelíes que la acompañaban tuvieron que actuar con dureza para evitar a los manifestantes que lanzaban gritos de rechazo a los que Laura Bush no contestó. El viaje pretendía ser un recorrido pacífico y la esposa del presidente norteamericano reconoció que la imagen de Estados Unidos se ha visto muy dañada por el escándalo de abusos a prisioneros y las profanaciones del Corán en la base de Guantánamo por parte de los interrogadores estadounidenses.