ESTADO DE LA NACIÓN
El debate más "largo" y "aburrido"
Por Pablo A. Iglesias2 min
España12-05-2005
Más de 20 horas de debate y una conclusión clara: el Pacto Antiterrorista está muerto. Este es el resumen del primer Debate sobre el Estado de la Nación entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Los dos dirigentes aparcaron la discusión sobre el estado en el que se encuentra España para reprocharse mutuamente la ruptura del Pacto por las Libertades.
Fue un debate "largo" y "aburrido" en el que predominaron las respuestas prolongadas del jefe del Ejecutivo. Zapatero, sin límite de tiempo en ninguna de sus intervenciones, habló sin prisa pero sin pausa. El presidente del Congreso, Manuel Marín, también contribuyó a que la sesión fuera especialmente extensa. No cortó la palabra a ningún portavoz parlamentario pese a que todos ellos sobrepasaron las marcas del reloj. En los pasillos, diputados del Partido Popular aseguraban que Zapatero se hacía excedido en las réplicas para "sedar" el debate y evitar la confrontación directa con el líder de la oposición, Mariano Rajoy. Por su parte, los socialistas acusaban al presidente del PP de comportarse como un "radical" y sugerían que, dada la dureza del discurso, debía de haberlo escrito el mismísimo José María Aznar. A ambos lados del Hemiciclo del Congreso surgió otro debate paralelo: "¿quién había ganado?". La bancada izquierda (PSOE) resaltaba la contundencia de los argumentos de Rodríguez Zapatero mientras que la derecha (PP) destacaba el sentido común aportado por Rajoy ante "la España idílica" pintada por el presidente del Gobierno. El término medio lo aportaban grupos minoritarios como CiU y PNV, quienes reconocieron los "avances" del último año a la vez que exigían más cuidado en las políticas económicas. Más allá de las palabras, las actitudes y los gestos de socialistas y populares ofrecían pruebas del resultado del debate. Los dirigentes del PSOE manifestaban su alegría en corrillos mientras que los mandatarios del PP permanecían inmóviles en sus escaños o buscaban refugio en los despachos. De hecho, el líder del PP, Mariano Rajoy, no apareció ni un minuto por el Hemiciclo en la segunda jornada y acabó viendo el final del Debate desde una televisión de la sede nacional del partido. Tras concluir dos días maratonianos de análisis sobre el estado de la Nación, las valoraciones políticas quedaban al margen durante unos minutos. Los diputados sólo pensaban en coger a tiempo el avión para regresar a sus casas. Dentro de un año espera otro gran debate sobre la evolución de España. El deseo para entonces, tanto de socialistas como de populares, era el mismo: que el próximo no sea tan "largo".