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BENEDICTO XVI

Los retos del Pontificado de Benedicto XVI

Por Patricia de PabloTiempo de lectura2 min
Sociedad24-04-2005

Joseph Ratzinger comienza su Pontificado después de un cónclave muy corto, apenas dos jornadas, algo que a los detractores del nuevo Pontífice no les habrá gustado ya que esto sólo significa una cosa: la unidad del Colegio Cardenalicio con respecto a La elección del nuevo Papa. Conseguir la mayoría de dos tercios, no es fácil de lograr tan pronto entre 115 electores de diversa procedencia.

Esto es una gran noticia para el mundo católico, pues es señal de que Benedicto XVI cuenta con el apoyo de los cardenales, quienes representan a las principales diócesis de los países del mundo, es decir, a la inmensa mayoría de la Iglesia. Con lo cual, el resultado de este Cónclave muestra que el Pontificado de Benedicto XVI empieza bajo el signo de la unidad, manifestado en sus propias palabras: "El mundo nos aconseja el agnosticismo, pensar que somos demasiado pequeños, que nuestra razón es demasiado frágil para creer en Dios. En cambio, millones de personas siguen creyendo. Este es el milagro. El signo de que Dios obra entre nosotros." La situación de la Iglesia actual guarda numerosos retos que tendrá que afrontar Benedicto XVI. Entre estas cuestiones se encuentran temas como la colegialidad de la Iglesia. Una parte de los obispos consideran que hay que potenciar el gobierno común de la Iglesia católica y aumentar las atribuciones de las Conferencias Episcopales. Otro de los puntos más candentes a los que tendrá que hacer frente la Iglesia al mando de Benedicto XVI abarca la ética y la moral sexual. La Iglesia es contraria a las relaciones prematrimoniales, al uso de anticonceptivos y a cualquier manipulación de la vida humana y considera la homosexualidad una desviación de la conducta del hombre. El papel de la mujer en la Iglesia es otra cuestión pendiente. Muchos sectores y colectivos feministas se quejan debido a que a lo largo de los siglos la Iglesia Católica no ha aceptado el sacerdocio femenino. Por otro lado, las estadísticas parroquiales señalan, entre otras cosas, la escasez de vocaciones en el mundo actual. Esto es un hecho palpable que se acentúa con el tiempo, especialmente en los países desarrollados. Ante este problema, vuelve a surgir el tan debatido tema del celibato. Benedicto XVI también recibe críticas por no admitir a los sacramentos a los católicos divorciados y vueltos a casar. Según el Consejo Pontificio para los Textos Legislativos esa prohibición es "Ley Divina", con lo cual, ni siquiera la Iglesia la podría modificar. El Sumo Pontífice también deberá hacer frente a problemas que preocupan no sólo a la Iglesia sino a gran parte de la sociedad. Temas como el proceso de globalización, que está haciendo a los países ricos cada vez más ricos y a los pobres más pobres, la paz mundial y la defensa de la dignidad de la personas. Su Santidad ha trabajado desde el pontificado de su antecesor en la lucha por la unión de todas las Iglesias, esto pone en evidencia el valor ecuménico que hará prevalecer a su paso por la silla de Pedro. Por último, el Santo Padre ha asegurado que abordará todas las cuestiones a las que deba hacer frente, acompañado de la inculcación de valores como la verdad, la caridad, la amistad y el amor a Cristo. Una clara manifestación de la actitud de Benedicto XVI son las palabras que ha citado en numerosas ocasiones: "Cristo es la medida del verdadero humanismo, el que nos ayuda a discernir la verdad".