BENEDICTO XVI
Joseph Ratzinger es el nuevo Papa
Por Alejandra Linares-Rivas1 min
Sociedad24-04-2005
La Plaza de San Pedro del Vaticano estaba al completo. La Via della Conciliazione y las calles adyacentes, repletas de personas que vieron la ceremonia a través de pantallas gigantes. Antes de la celebración eucarística, sin cámaras de televisión, Benedicto XVI y los patriarcas de las Iglesias orientales, descendieron al sepulcro de San Pedro para rezar e incensar el nicho de los palios.
El palio es un símbolo episcopal antiquísimo. Es una estola tejida con lana de cordero y oveja, que indica la autoridad del obispo y su unión con la Sede de Pedro. En él hay cinco cruces rojas bordadas. Este distintivo, el palio, fue colocado por el cardenal protodiácono Jorge Arturo Medina Estévez sobre los hombros del Papa tras la proclamación del Evangelio. A continuación el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, le puso el Anillo del Pescador en la mano derecha de Benedicto XVI. Un anillo que lleva un sello con la imagen de San Pedro y la barca con las redes, y simboliza la autenticidad de su fe, así como la tarea confiada a Pedro de confirmar en dicha fe al resto de creyentes. Después de este rito, el Santo Padre bendijo a los fieles, regresó a su cátedra y recibió la promesa de obediencia de doce católicos de diversas procedencias y ambos sexos. Y por fin, el Sumo Pontífice pronunció la homilía. Comenzó haciendo alusión a su antecesor, Juan Pablo II, y afirmó que su ausencia ha dejado un enorme vacío entre los fieles, aunque éstos se sienten felices porque comprenden que está en la gloria de Dios. También cerró su sermón con un recuerdo a Karol Wojtyla, pero el hilo conductor del mismo fue la explicación de cómo tratará de llevar a cabo su pontificado y de la fuerza que debe retomar la Iglesia, porque "la Iglesia es joven. Ella lleva en sí misma el futuro del mundo y, por tanto, indica también a cada uno de nosotros la vía hacia el futuro".