UNIÓN EUROPEA
España puede perder 42.000 millones de euros con el nuevo reparto de fondos europeos
Por Laura Martínez
1 min
Economía23-04-2005
El resultado final para España en el nuevo reparto de los fondos europeos para el período 2007-2013 dependerá, según el ex secretario de Estado de Asuntos Exteriores y director del informe de la Fundación de Estudios Financieros, Miguel Nadal, del tratamiento final que se dé al Fondo de Cohesión y a la posibilidad de que España pueda seguir beneficiándose de él. En el mejor de los casos, la pérdida global para España será de 16.000 millones de euros.
Si a través del Fondo de Cohesión no se viese beneficiada, habría que sumar 9.000 millones de euros más, por lo que las pérdidas ascenderían a un total de 25.000 millones de euros. Por otro lado, las pérdidas españolas estarán ligadas a la cantidad de las ayudas que se concedan a los nuevos países de la última ampliación. Si, como propugnan algunos, las ayudas recibidas correspondieran a un cuatro por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB), las pérdidas para España crecerían en 17.000 millones de euros y llegarían a los ya citados 42.000 millones de euros. Nadal explicó que este último caso es improbable que se dé, ya que, en el pasado, los países menos prósperos de la Unión Europea recibieron un promedio de ayudas en torno al dos por ciento de su PIB. “La perdida de recursos que, inevitablemente, deberá afrontar España”, según el estudio, afectará sobre todo a Castilla y León y a la Comunidad Valenciana, que dejarán de ser regiones objetivo de los fondos estructurales y tendrán pérdidas de 3.500 y 2.000 millones de euros, respectivamente. Si, finalmente, Galicia y Castilla-la Mancha superasen el 90 por ciento de la renta media europea, se situarían también entre las grandes perdedoras de los fondos europeos. El informe presentado también apunta las diferentes estrategias que el Gobierno español debería seguir en la negociación con el resto de países europeos. España, sugiere, tendría que diseñar una estrategia de contención de daños, es decir, de minimizar la pérdida de recursos, y para ello el Ejecutivo debe convencer a los demás de que aumentar las ayudas a los países de la ampliación hasta el cuatro por ciento de su PIB supondría quebrar prácticas pasadas.